La filósofa Adela Cortina destaca a Jordi Évole que lo que más le ha sorprendido de la crisis del coronavirus ha sido "la falta de preparación que tenemos para hacer frente a las catástrofes, cuando sabemos de sobra que van a venir antes o después": "No estamos preparados a ninguno de los niveles, ni el político, ni el económico, ni el social. De cada uno de estos niveles se podría esperar una cosa y creo que no lo hemos hecho".

Preguntada por el periodista si "hemos invertido bien el dinero público en España", la filósofa es tajante: "Pues yo creo que no. Yo creo que se ha invertido en una gran cantidad de batallas ideológicas que no venían a cuento y no lo hemos invertido por ejemplo, en sanidad".

"Creo que la inversión en sanidad, en investigación, en educación... Y, por supuesto, ocuparse de los menos favorecidos. Creo que hemos despilfarrado mucho dinero en unas batallas que no vienen a cuento", destaca Adela Cortina, que recuerda esas batallas "que están todos los días librando nuestros queridos políticos":

"Se cogen discusiones de la izquierda, la derecha, el progreso, el regreso... Desde un ámbito del espectro al otro ámbito del espectro se pasan el tiempo discutiendo sobre sus cosas, que en realidad no son las cosas de la ciudadanía".

"Creo que en España hay un gran consenso sobre qué cosas son importantes y qué cosas hay que llevar adelante", afirma Cortina, que destaca como principales "los derechos civiles y políticos y los derechos económicos, sociales y culturales": "Sobre eso hay un enorme consenso y sobre eso creo que todos los políticos deberían poder ponerse de acuerdo y no batallar por otros lados que no vienen a cuento".

Otros momentos destacados

Jordi Évole también entrevista a Ana Sotodosos, auxiliar de enfermería en una residencia a las afueras de Madrid, quien se emociona al recordar la cantidad de ancianos que han muerto en su residencia: "Son demasiados, no se puede mercantilizar con ellos".

Por otro lado, el padre José Luis Sáenz cuenta a Jordi Évole cómo vive junto a las familias la pérdida por coronavirus de un ser querido y destaca que "si Dios no existiera, no tendría sentido nada". "Una chica gritaba en el crematorio que le asegurasen de que era su madre", recuerda.