No solo hay bulla en España
Westminster, 'la cámara de los líos': preservativos volando, diputados viendo porno y un móvil con sonidos sexuales escondido
El contexto La Policía Metropolitana de Londres investiga la última violación de seguridad en la Cámara de los Comunes, que se suma a décadas de protestas extravagantes, raps parlamentarios sobre el Brexit y ataques directos al mazo real.

Mientras en España los debates a veces se tornan acalorados, en el Parlamento británico el caos parece ser una tradición. La Policía Metropolitana de Londres ha descubierto un móvil escondido justo debajo del atril del primer ministro, preparado para emitir ruidos sexuales muy explícitos en cuanto comenzara su discurso, según el The New York Times. La policía lo califica como una violación de seguridad gravísima, pero, en Westminster, esto casi pasa desapercibido frente al historial de extravagancias.
Porque este Parlamento es famoso por ser 'la cámara de los líos'. Ha visto de todo: preservativos volando hacia Tony Blair desde la galería —uno de ellos relleno de harina, con evacuación inmediata incluida por miedo a polvo tóxico—, diputados pillados viendo porno en sus escaños (uno incluso dimitió tras la segunda vez), e incluso legisladores intentando secuestrar el mazo real, el máximo símbolo de autoridad de la reina en la Cámara.
Activistas desnudos interrumpieron debates para exigir medidas contra el cambio climático; acabaron detenidos y acusados de atentar contra la decencia pública. Y si hablamos de creatividad parlamentaria, no hay que olvidar a la diputada que convirtió un debate sobre el Brexit en un rap interminable: "B, R, E, X, I, T… ¿Harta del Brexit? ¡Yo tres!", recitaba mientras enumeraba problemas con supuestas rimas.
El Palacio de Westminster es un espacio histórico, solemne y cargado de símbolos, con estrictas normas: prohibido aplaudir, meterse la mano en los bolsillos o interrumpir, al menos en teoría. En la práctica, es un espectáculo constante: protestas estrafalarias, gritos, interrupciones, incluso pornografía. El encargado de mantener el orden, el Speaker, puede gritar su famoso "Ordeeeeeeeeer!", pero pocas veces logra imponer autoridad.
Si alguien piensa que el Parlamento español es ruidoso o caótico, basta con mirar a Westminster: preservativos, porno, mazo real en peligro, raps parlamentarios y móviles sexuales escondidos. Aquí, la solemnidad histórica convive con la anarquía, y Scotland Yard sigue investigando cómo alguien pudo preparar un "alerta sexual" para el primer ministro. La lección es clara: en la Cámara de los Comunes, el caos no es la excepción, es la norma.