¿A quién le interesaba?
El traspié de Merz activa a la ultraderecha: AfD y Vox sacan rédito del caos en el Bundestag
El contexto Merz no logró la mayoría en la primera votación —pero sí en la segunda—, exponiendo las divisiones dentro de su coalición y dando alas a la ultraderecha, que aprovechó el caos para cuestionar la estabilidad del nuevo gobierno.

A la segunda, y tras una jornada de infarto en el Bundestag, Friedrich Merz ha logrado finalmente ser investido canciller de Alemania. Ha necesitado una segunda votación exprés para asegurarse la mayoría absoluta que no alcanzó en la primera ronda, convirtiéndose así en el primer canciller de la historia reciente en fracasar en un primer intento.
Lo que debía ser un simple trámite acabó siendo una pesadilla para Merz, marcada por un voto anónimo de castigo y el desconcierto total en su propia coalición. La pregunta que ahora resuena es: ¿a quién le interesaba ese fracaso?
Quienes se frotaban las manos ante este revés político eran, sin duda, los dirigentes de la ultraderecha alemana. Alternativa para Alemania (AfD), liderada por Alice Weidel, no perdió ni un segundo en calificar la votación como una "derrota dramática" y aprovechó para cuestionar la estabilidad del nuevo gobierno de coalición entre conservadores y socialdemócratas.
Weidel incluso pidió la dimisión de Merz y la convocatoria inmediata de nuevas elecciones. No es casual: Merz ha reiterado su negativa a pactar con la AfD, a pesar de que el partido ultraderechista fue la segunda fuerza más votada en las últimas elecciones, con un 20,8% de los sufragios.
La alegría por el traspiés de Merz también se hizo notar fuera de Alemania. En España, Vox celebró el desconcierto del líder conservador alemán como una confirmación de sus críticas hacia los pactos de centro.
En palabras de dirigentes del partido, "Merz es otro Feijóo", aludiendo a la falta de firmeza que, según ellos, comparten ambos políticos frente a la inmigración o la presión de la izquierda. Para la ultraderecha europea, cualquier grieta en una coalición tradicional es una oportunidad para desestabilizar el sistema.
El resultado final ha evitado la crisis institucional, pero el episodio deja heridas. Nadie ha aclarado el destino de los 18 votos que faltaron en la primera votación, un síntoma preocupante en una legislatura que comienza con tensiones internas y con la extrema derecha acechando cada error.