Este lunes era el último día con encuestas antes de las elecciones del 23J: desde la medianoche, está prohibido publicar ningún sondeo electoral, una fecha límite a la que ha precedido una avalancha de encuestas en las últimas horas. laSexta Clave ha analizado estos estudios publicados en los medios y por el CIS y extraído seis claves de unos sondeos que dan aire al Partido Popular.
Las encuestas dan aire al PP
Según el promedio de sondeos, el PP obtendría casi el 34% de los votos el próximo domingo y el PSOE se quedaría a seis puntos con casi el 28%. Por su parte, por la tercera plaza pelean Vox y Sumar, a quienes las medias otorgan resultados similares: ambos están alrededor del 13%, con la ultraderecha un poco por encima.
Por bloques, las derechas de PP y Vox suman un 47% y el bloque de las izquierdas, de PSOE y Sumar, casi un 41%. El bloque de la derecha superaría así al de la izquierda, según las encuestas, y los 'populares' lograrían escaños en provincias en las que hasta ahora eran residuales, como Girona o Guipúzcoa. En este sentido, el presidente de GAD3, Narciso Michavila, ha augurado "resultados históricamente altos" del PP en Cataluña y no descarta que entre en Guipúzcoa, "el sitio que más difícil parecía" para este partido.
Bloques poco porosos
Por otro lado, en estos últimos días de campaña el PP se ha lanzado a atraer a nuevos votantes. Una lona instalada por el partido en el centro de Madrid resume muy bien hacia dónde dirige su campaña: contiene los colores de las principales formaciones políticas, con el azul del PP en el centro, con la franja más ancha, y Ciudadanos -aunque no se presenta en estos comicios- a su derecha. "Si quieres un presidente que gobierne para todos, vota a Feijóo", reza la lona, con la que los 'populares' llaman a la unidad y al voto útil.
Sin embargo, por mucho que Alberto Núñez Feijóo confíe en las trasferencias de votos de última hora, muchos expertos no ven tan claro que mucha gente vaya a pasar de votar PSOE a votar PP. Así lo indicaba Kiko Llaneras en Al Rojo Vivo, donde señalaba que en realidad "no hay mucho voto moviéndose". "No hace falta que la última semana pasen cosas para que nos llevemos una sorpresa", advertía no obstante, recordando que "las encuestas son un ejercicio de aproximación".
La importancia del tercer puesto
La tercera clave es, precisamente, el tercer puesto, la pelea por el tercer cajón del podio, que se disputan dos partidos antagónicos: Sumar y Vox. Es relevante porque el 23J va de bloques y los escaños que puedan añadir Vox o Sumar a los suyos respectivos pueden ser fundamentales para determinar quién será el próximo presidente y con qué vicepresidente.
Endika Núñez indicaba este lunes en ARV que "esta tercera posición es clave porque superando el 15% de los votos a nivel estatal el sistema electoral te empieza a premiar". "El que quede primero entre Vox y Sumar seguramente le añada muchos escaños a la coalición del bloque que van a querer que gobierne", explicaba.
Récord del voto por correo
La cuarta clave del 23J es el récord del voto por correo, que han solicitado 2,6 millones de españoles. Jamás tantos ciudadanos habían optado por esta vía para ejercer su derecho al sufragio. De todos los que lo han pedido, un 98% ya ha recibido la documentación, según Correos.
Hay encuestas que se atreven a pronosticar incluso qué han votado los que han votado por correo. Según Michavila, "ha votado tantísima gente por correo" que ya saben que "la derecha le está sacando 12 puntos a la izquierda en el voto por correo".
Gran participación
Asimismo, todo apunta a una gran participación. Si observamos el histórico de participación electoral, el récord está en las elecciones de 1982, las primeras que ganó Felipe González, en las que cerca del 80% de los españoles acudieron a votar. También fue alta en la victoria de José María Aznar de 1996, cuando el 78% de los votantes se acercó al colegio electoral, casi el mismo porcentaje que se alcanzó en el primer triunfo de José Luis Rodríguez Zapatero en el 2004, cuando lo hizo el 77%.
La cifra más baja de participación se dio hace cuatro años, con un 66%, en la repetición electoral de noviembre de 2019, cuando bajó casi 10 puntos con respecto a las anteriores.
Ahora se prevén otra vez cifras muy altas de participación, pero también de atascos, ya que previsiblemente muchos querrán aprovechar ese fin de semana de verano para salir de la ciudad y volver al final de la tarde para votar a última hora. Algo que, según ha advertido el presidente de GAD3, puede plantear un problema: "Puede haber grandes atascos en las entradas de todas las grandes ciudades y mucho elector español que en el último minuto se quede sin poder votar", ha alertado.
El CIS, a contracorriente
La sexta clave del último día de encuestas es que el CIS sigue yendo a contracorriente. La demoscopia del Estado, una vez más, dice lo contrario que el resto de los sondeos privados: en su último flash, la cocina de José Félix Tezanos insiste en darle la victoria al PSOE de Pedro Sánchez y sostiene que el bloque de izquierdas sí logrará superar a la derechas.
Los expertos, sin embargo, discrepan: Llaneras apuntaba que "sabemos por experiencia que son más fiables el resto de encuestas", mientras que Núñez señalaba que no se trata tanto de un mal diseño muestral, sino de "una forma distinta de estimar el voto". "Que deje de ser 'el CIS de...' para volver a ser el CIS", ha reivindicado por su parte Michavila.
Tras las encuestas oficiales llegan las 'verduras'
Acertadas o no, las encuestas de este lunes eran las últimas publicadas oficialmente antes del domingo, ya que la ley electoral prohíbe publicar nuevos sondeos en los cinco días previos a los comicios. Sin embargo, para burlar la norma ahora empezaremos a ver en redes sociales las conocidas como 'subastas de verduras', con las que las empresas demoscópicas utilizan verduras con los colores de las distintas formaciones políticas para seguir publicando sus pronósticos.
Así, las fresas y los tomates volverán a representar al PSOE; los pepinos, a Vox; las gotas de agua, al PP; y para Sumar está por ver si se imponen las remolachas o los rábanos. Ello, como consecuencia de una ley electoral pensada para un mundo que ya no existe.
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