Durante el periodo 2012-2018, las plazas de medicina y especialización MIR no aumentaron en las universidades públicas. Este descuido en la formación médica ha dejado huellas evidentes en la falta de profesionales de la salud en la actualidad. Un déficit que no solo afecta al País Vasco, sino que resuena en diversas comunidades autónomas.

Sin embargo, la escasez de médicos no es una realidad exclusiva de España. En toda Europa el fenómeno se hace patente, agravado por la jubilación de miles de profesionales y su trasvase hacia el sector privado. La sobrecarga administrativa también ha dejado a muchos médicos incapaces de ejercer plenamente, acentuando aún más la situación.

La medicina de familia es la especialidad más afectada, donde la carencia se agudiza por la falta de prestigio, dureza laboral y escasez de incentivos. La falta de médicos dispuestos a dedicarse a esta área crítica complica aún más el panorama, afectando directamente a la atención primaria, crucial en momentos de crisis sanitaria como la actual.

Ante este escenario, las soluciones se vislumbran a largo plazo. Ampliar las plazas en facultades de medicina y en el MIR es una estrategia en marcha, pero los efectos tardarán en notarse. Contratar médicos extracomunitarios es otra opción, aunque enfrenta desafíos como la homologación de títulos. Además, se plantea la posibilidad de delegar ciertas responsabilidades médicas en otros profesionales de la salud, buscando aprovechar eficientemente los recursos disponibles en el sistema.