La conmemoración del 90 aniversario de la Falange este sábado en Madrid reunió a unas 600 personas. Sin velas pero cargados de un deseo común, los asistentes celebraron al ritmo del "Cara al Sol", evocando el espíritu de un partido que hoy se encuentra en una encrucijada legal y social. La nostalgia por un pasado falangista se mezcló con la realidad de un partido que, pese a su antigüedad, enfrenta retos contemporáneos.
La legalidad de la Falange, así como la de sus símbolos e ideario, es objeto de debate en la España actual. Aunque el partido no se encuentra prohibido, la Ley de Memoria Democrática plantea un dilema sobre la exaltación de figuras y organizaciones del pasado. En este contexto, Falange ha sido sancionada con una multa de 10.001 euros, una penalización que el partido ha recurrido, evidenciando la tensión entre la libertad de expresión y la responsabilidad histórica.
La base de apoyo de la Falange es modesta pero significativa, reflejando la persistencia de sus ideales entre algunos sectores de la población. Con aproximadamente 41.000 seguidores en Twitter, 16.000 en Instagram, 5.104 votos en las últimas elecciones y 500 afiliados, el partido mantiene una presencia activa tanto en las redes sociales como en el ámbito político, aunque muy lejos de constituir una fuerza mayoritaria.
El ideario falangista del siglo XXI combina propuestas que podrían hallarse tanto en movimientos de extrema izquierda, como la nacionalización de la banca, como en la extrema derecha, con medidas como la prohibición del aborto. Sin embargo, su característica distintiva es la oposición frontal al sistema democrático actual, incluyendo la Constitución y el sistema parlamentario. El anhelo de un estado falangista distingue a la Falange de otros grupos políticos, pese a reconocer las dificultades electorales para alcanzar tal objetivo.
Mientras aspira a un cambio radical en la estructura política del país, la Falange se involucra en diversos actos públicos y conmemoraciones, incluyendo protestas contra medidas gubernamentales y la recordación de su fundador, José Antonio Primo de Rivera. Estas actividades no solo sirven para mantener viva la memoria del partido, sino también para expresar su descontento con el status quo político.
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