Una de las preocupaciones de Putin es que le corten el grifo de los diamantes. Diamantes como los de la tiara que pasó de la realeza rusa a la Corona británica. La han lucido tanto la duquesa María Pavlova de los Románov como la reina Isabel II. 15 anillos de diamantes rusos de gran valor histórico pero también monetario. Los diamantes rusos son actualmente una de las grandes fuentes de financiación de la invasión.

Solo en 2021, Rusia ganó 4.500 millones de euros con las exportaciones de estas piedras preciosas. Pero lo más sorprendente es que después de 445 días de la invasión, Occidente aún no ha vetado el mercado de estos 'nuevos diamantes de sangre'.

Sin embargo, el veto puede aparecer pronto. Occidente ha dicho basta y en la próxima cumbre del G7 que empieza este mismo viernes entre las órdenes del día está la guerra a los diamantes rusos. De hecho, altos cargos de la Unión Europea se han reunido recientemente con el sector para ver cómo afectaría al mercado. Solo los diamantes rusos son el 40% del mercado mundial y hay temor de que los precios suban vertiginosamente.

¿Cómo consigue Putin financiar la guerra con el dinero de estos diamantes? Es gracias a una empresa. Alrosa es la encargada del comercio de diamantes en Rusia. Su CEO es uno de los grandes aliados de Putin, Sergei Ivanov. Además, el 66% de la empresa es pública, pertenece al Kremlin. La compañía ha llegado a financiar un submarino de combate ruso. Ya en los años 70, Alrosa financió la construcción de uno de los submarinos con los que cuenta actualmente la Armada rusa.

El mercado de los diamantes para las sanciones es delicado. Hasta ahora se había dado algún paso. Biden prohibió la compra de diamantes rusos, pero en sus sanciones solo hablaba de los diamantes en bruto y la mayoría de diamantes rusos se pulen y transforman fuera de Rusia, por lo que las sanciones apenas hicieron daño al mercado. De hecho, en 2022 Rusia exportó la misma cantidad de diamantes que el año anterior.

En Europa ningún tipo de sanción se ha aplicado. Diez tandas de sanciones europeas y los diamantes rusos siguen intactos. Bélgica se ha negado hasta ahora a vetar su importación porque supondría un gran varapalo al mercado de Amberes. El gran barrio de los diamantes comercia con estas piedras desde hace más de 500 años y uno de cada cuatro diamantes que pasan por allí son rusos. Tras la invasión de Rusia a Ucrania, la importación de diamantes rusos en Bélgica ha aumentado sustancialmente hasta los casi 400 millones de euros en 2022.

Ahora parece que Bélgica podría dar su brazo a torcer. Al menos eso dijo hace apenas cinco días su primer ministro en una entrevista en 'Financial Times'. De lo que se quiere asegurar Bélgica es que las sanciones que se interpongan afecten de manera eficaz y no sean fáciles de saltarse mediante el mercado negro. La clave está en la trazabilidad de los diamantes, en poder identificar cuál es el origen de estas piedras. Ahí se centran ahora todos los expertos, en desarrollar con tecnología un sistema para poder reconocer la procedencia de los diamantes. Hablan de máquinas en las aduanas que funcionan con inteligencia artificial para poder desarrollar pasaportes de diamantes que acrediten el origen de estas piedras.