El asesinato de Hardeep Singh Nijjar ha destapado una guerra encubierta entre Canadá y la India. Se trata del líder del sijismo canadiense. Un independentista indio que fue tiroteado, hace unos meses, en la localidad de Surrey, al oeste de Canadá. El primer ministro canadiense, Justin Trudeau, ha culpado directamente al país asiático. Trudeau ha revelado que el servicio de inteligencia de su país ha concluido que el gobierno indio está implicado en el asesinato del líder de la comunidad sij. Una acusación que la India ha calificado de "absurda". Sin embargo, este no es el primer conflicto entre ambos países. En los últimos años, se han producido agresiones graves entre ambos países.

Para entender el origen de esta 'guerra', hay que remontarse a los años 80, cuando en la India los sij, activistas religiosos que buscan la independencia del Punjab, comenzaron una revuelta armada para conseguirla. Durante una década, los sij llevaron a cabo varios atentados y asesinatos en el país. El peor momento tuvo lugar en 1984, cuando el ejército hindú entró en el Templo Dorado, conocido allí como Harmandir Sahib, y mató al líder de la revuelta. El ataque también afectó a centenares de personas que estaban allí. Y se llamó 'Operación estrella azul'. El ataque había sido ordenado por la primera ministra, Indira Gandhi, como venganza. Sin embargo, meses después la política fue asesinada a tiros por dos sijs, que actuaban como sus guardaespaldas.

Muchos sijs huyeron a Canadá, donde representan el 2% de la población y son la mayor representación fuera de Punjab. Y un año después del ataque al templo, un avión de Air India, en ruta de Montreal a Bombay, fue derribado sobre el Atlántico, matando a 329 personas. Las investigaciones, a pesar de estar inconclusas, siempre han apuntado a que el ataque fue una venganza llevada a cabo por extremistas sijs que vivián en Canadá.

India no comprende porqué a pesar de esto Canadá se siente cómodo con los separatistas sij, que incluso han surgido como fuerza política en distritos alrededor de Toronto y Vancouver. De hecho, en 2015, el nombramiento por parte del primer ministro canadiense de cuatro ministros sij para su gabinete llevó a funcionarios indios a acusar a Canadá de apoyar los llamamientos al separatismo. Pero a pesar de esto, las relaciones entre India y Canadá no estaban ahora en un mal momento. Ha sido precisamente el asesinato del líder sij canadiense el que ha hecho saltar la calma por los aires y con ella un gran acuerdo comercial que ambos países estaban a punto de firmar.