La demanda de viviendas en alquiler está alcanzado niveles preocupantes en España. Mientras que en Vitoria, un anuncio puede atraer hasta 70 interesados, en Madrid y Barcelona estos números se reducen a 41 y 40 respectivamente. Esto contrasta con la media nacional de 27 familias por anuncio. La situación es tan apremiante que el 20% de los anuncios se cierran en menos de 24 horas, evidenciando una escasez sin precedentes.

La problemática se agrava con el peso que la vivienda tiene en el presupuesto familiar. Los españoles destinan hasta un 60% de sus ingresos al pago de la vivienda, dejando un 40% para otros gastos. Ante este programa, el Gobierno ha convocado al sector inmobiliario para buscar soluciones.

Entre las propuestas se encuentran medidas para agilizar la promoción de vivienda y facilitar la financiación. Pero, ¿a quién debería mirar España en busca de un modelo a seguir?

Si hablamos de países al de Países Bajos, ya que es el primer país europeo que dedica el 30% de las viviendas al alquiler social, pero si hablamos de ciudades hay que mirar a Viena que destaca como referente en vivienda social, con 220.000 pisos en propiedad municipal y un 58% de alquileres destinados a vivienda pública o asociaciones, además cuenta con un presupuesto anual de 600 millones, de los cuales utilizan la mitad a construir y la otra mitad a rehabilitar viviendas.

Otra opción a considerar son las ONG que adquieren viviendas para alquiler social, una práctica que ya ha llegado a España, a Canarias. ¿Cómo funciona? La ONG funciona como intermediario entre el propietario y un cliente que no tiene acceso al suelo privado, funciona como una balista.

Sin embargo, el principal obstáculo en España radica en la escasez de suelo público, representando solo el 2,5% del total frente al 97,5% en manos privadas. ¿Los motivos? Lo que reciben las constructoras de las administraciones puúblics no les da para cubrir los costes, hay que sumar los costes de las materias primas y las condiciones de financiación de los bancos.