Bombas como salvavidas político
La masacre en Gaza: la herramienta que permite a Netanyahu posponer elecciones y salvar su carrera política
¿Por qué es importante? Cada ofensiva le permite suspender la amenaza de elecciones, bloquear los procesos judiciales que lo persiguen por fraude y corrupción, y reforzar su autoridad dentro del gobierno, mostrando que mientras dure la guerra, no hay nada más que su liderazgo.

La imagen en Gazaes de una desesperación que quiebra el corazón. Miles de personas huyen de sus hogares con lo que pueden cargar: algunos a pie, otros en bicicleta, y unos pocos con la suerte de encontrar un vehículo que les permita llevar consigo lo poco que han podido salvar.
Los que logran detenerse lo hacen para mirar, con incredulidad y tristeza, la ciudad que dejan atrás. Los niños, ajenos a la devastación, buscan un respiro en el agua, un instante de normalidad mientras las bombas caen sobre sus calles, convirtiendo casas y recuerdos en escombros.
Mientras tanto, en Israel, la guerra no solo es un conflicto militar: es un instrumento político. Benjamin Netanyahu necesita esta guerra. Cada bombardeo, cada ofensiva, le permite retrasar lo que antes parecía inevitable: la amenaza de elecciones anticipadas, el desgaste de su imagen pública, y la presión judicial que podría costarle el poder. La guerra se ha convertido en un escudo que le permite sobrevivir políticamente.
Antes de octubre, la situación de Netanyahu ya era delicada. La reforma judicial que promovió había generado un rechazo masivo; su imagen estaba desgastada y su liderazgo cuestionado. El ataque de Hamás el 7 de octubre dejó en evidencia fallos graves en su estrategia de seguridad, y según las encuestas, más de la mitad de los israelíes considera que debería dimitir después de la guerra.
Pero con la ofensiva en marcha, puede posponer las elecciones y mantener a sus aliados ultraconservadores satisfechos. Para ellos, la meta es clara: el Gran Israel. Para lograrlo, Netanyahu necesita demostrar fuerza, avanzar en Gaza y no ceder ante los llamados internacionales al alto el fuego.
La dimensión judicial añade presión y urgencia a su estrategia. Netanyahu enfrenta acusaciones de fraude, abuso de confianza y aceptación de sobornos, y su procesamiento sigue en pausa mientras dura la guerra. Además, la Corte Penal Internacional emitió una orden de detención internacional en noviembre de 2024 por crímenes de guerra y contra la humanidad relacionados con Gaza. Mantener el respaldo de Estados Unidos y sostener su gobierno se vuelve entonces una cuestión de supervivencia, no solo política, sino también personal.
Así, mientras las bombas destruyen miles de vidas en Gaza, cada explosión también protege a Netanyahu. La paradoja es aterradora: una guerra que aniquila recuerdos, hogares y vidas se convierte, para un líder en apuros, en la herramienta que asegura su poder, retrasa su rendición de cuentas y mantiene intacto su proyecto político. Gaza se convierte así en un tablero donde cada decisión militar tiene un doble objetivo: controlar territorio y controlar la supervivencia de quien está al mando.