¿Con quién juega en el patio?

El PP 'haciendo amigos' (o no): Feijóo busca aliados, pero suma más enemigos entre PNV y Junts

La otra cara En su intento por evitar depender de Vox, el líder popular ha cerrado puertas a pactos con el PNV y Junts, lo que profundiza las desavenencias históricas y políticas y dificulta la formación de una alianza sólida.

El PP 'haciendo amigos' (o no): Feijóo busca aliados, pero suma más enemigos entre PNV y Junts

En política, como en el patio del colegio, hacer amigos puede ser la clave para salir adelante. Pero el líder del PP, Alberto Núñez Feijóo, parece estar jugando a la contra: quiere evitar depender de Vox, pero a base de darle portazos a casi todos los posibles aliados, se está quedando sin amigos. Y la cosa pinta complicada.

El PNV, uno de esos 'amigos potenciales', lleva meses sin ganas de reconciliación. Las acusaciones de corrupción que el PP lanza contra los jeltzales no han ayudado, ni tampoco la lista de agravios que los nacionalistas vascos le tienen guardada a los populares.

Desde la batalla por las lenguas cooficiales en Europa hasta los intentos de impedir que el PNV se presente en las elecciones europeas, pasando por los recursos para frenar los traspasos de competencias. Y por si fuera poco, el polémico caso del "palacete" y la palabra "asco" lanzada por el portavoz popular han terminado por agravar la situación.

En ese mismo terreno movedizo, el PP también mira a Junts per Catalunya, pero los independentistas no están por la labor. Les piden que hablen con Puigdemont —a quien llaman "el prófugo"— y responden con críticas a los ataques constantes del PP. Feijóo dice que "los independentistas piden y los españoles pagan", mientras que Ayuso llama al nacionalismo "el cáncer de España".

Con este escenario, no es extraño que Feijóo tenga la difícil tarea de armar un equipo que no dependa de Vox. En un patio lleno de reproches, desconfianzas y puñaladas políticas, conseguir aliados es un juego que requiere mucho más que palabras duras y acusaciones.

Feijóo ha dejado claro en el pasado que negociar con el separatismo es como hacerlo "con una pistola encima de la mesa", y que ni siquiera con ETA, que "mataba de verdad", aceptaron esas condiciones. No parece que esa postura vaya a cambiar pronto, lo que complica aún más su situación.

Al final, el líder del PP tendrá que replantearse cómo hacer amigos en este patio político tan revuelto si quiere evitar depender de Vox y gobernar sin ataduras.