Golpistas juzgados
Cuando España dijo 'no' al golpe: el juicio histórico que sentó a Tejero, Armada y Milans del Bosch frente a la justicia
Los detalles Durante tres meses, en un consejo de guerra militar sin cámaras ni micrófonos, los golpistas intentaron culpar al rey, mientras familiares y simpatizantes llenaban la sala, periodistas tomaban notas con papel y boli, y miles de españoles pacíficos presenciaban cómo se defendía la democracia.

"¡Quieto todo el mundo!". Con esta orden, Antonio Tejero intentó hace más de cuatro décadas reventar la democracia española. Hoy, en estado crítico en un hospital de Valencia, Tejero es recordado como el rostro más visible del 23F. Tras firmar el llamado "pacto del capo", fue condenado a 30 años de cárcel, de los que cumplió 15.
De aquel día histórico aún quedan muchas dudas: las ramificaciones, los implicados, quién sabía qué… incluso Tejero llegó a decir en su momento: "A mí que me expliquen lo que pasó".
Desde entonces, su vida ha sido discreta y polémica. Jubilado y declarado franquista, no muestra signos de arrepentimiento: organiza paellas para conmemorar el 23F y acude a misas en honor a Franco. El resto de su tiempo lo pasa entre vacaciones en Canarias y paseos por su casa en Málaga. Solo rompió su silencio en tres ocasiones: en 2006, con una carta contra el Estatuto de Cataluña; en 2012; y en 2023, criticando a Pedro Sánchez por negociar con los independentistas.
Pero la historia del 23F también está llena de ejemplos de dignidad y resistencia. Periodistas que continuaron informando, el entonces presidente del Gobierno y el vicepresidente —Suárez y Gutiérrez Mellado— que se mantuvieron firmes en sus cargos mientras los disparos resonaban a su alrededor, y Santiago Carrillo, que tampoco se arrodilló. Miles y millones de españoles salieron a la calle, pacíficamente, para defender la democracia. Y, algo fundamental: los golpistas fueron juzgados.
Al tratarse de militares, el proceso no fue un juicio ordinario, sino un consejo de guerra, en el que sus propios compañeros de armas impartieron justicia. La vista oral se celebró durante tres meses en el almacén del centro geográfico del Ejército, en Campamento, Madrid. El público estaba compuesto principalmente por familiares y simpatizantes de los acusados, mientras que los 66 periodistas acreditados solo podían llevar papel y boli; no hubo cámaras ni micrófonos. Las únicas imágenes del interior fueron caricaturas e ilustraciones publicadas en medios como 'El País'.

La estrategia de la defensa fue clara: argumentar que el golpe había sido pilotado por el rey Juan Carlos, intentando así eludir su responsabilidad. No funcionó. Las penas más severas fueron para Tejero y Milans del Bosch, con 30 años de cárcel para cada uno. Al general Armada le correspondieron inicialmente seis años, pero el Tribunal Supremo elevó su condena a 30.
Hace cuatro años, laSexta Columna habló con testigos directos del juicio, como el periodista José Yoldi, que siguió y transcribió toda la vista oral. Yoldi aseguró que se logró condenar a los principales responsables, aunque algunas investigaciones quedaron archivadas, guardando secretos que quizá nunca salgan a la luz.
El 23F quedó atrás, pero sus lecciones sobre democracia, valentía y memoria histórica permanecen.
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