Segunda lectura

La carta no explica, se justifica: Sánchez escribe para la militancia, pero habla de sí mismo

Los detalles Lejos de aclarar las críticas, la carta de Sánchez busca consolidar su liderazgo entre la militancia, reforzar su papel central en el partido y evitar divisiones que debiliten su posición interna.

La carta no explica, se justifica: Sánchez escribe para la militancia, pero habla de sí mismo

Pedro Sánchez ha vuelto a tomar la palabra. Lo hizo el lunes desde Ferraz, lo ha hecho este martes con tres folios dirigidos a la militancia. Una defensa firme, sin concesiones, sin fecha de caducidad y con varios destinatarios. Pero más allá de lo dicho —"somos una organización limpia", "no hemos venido a ocupar sillones"—, lo relevante esta vez es lo que no ha dicho.

Porque en política, a veces, la segunda lectura no está en lo que se lee, sino en lo que se omite.

Una omisión calculada

Sánchez habló de limpieza, de ética, de un PSOE con las manos limpias. Pero ni una línea, ni una palabra, sobre si supo o no supo de las advertencias internas acerca del caso Koldo y su posible onda expansiva. En su comparecencia evitó cuidadosamente explicar cuándo se enteró, qué hizo, o por qué no se actuó antes. Y en la carta, más de lo mismo. Ahí está el silencio más elocuente.

¿Se trata de una estrategia legal, política o de control del relato? En todo caso, no es casual. De sus palabras puede inferirse que lo consideraba "un bulo más", como tantos otros que denuncia haber sufrido. Pero eso es una interpretación, no una aclaración. Lo relevante es que no quiere entrar ahí. No puede, o no le conviene.

Estrategia electoral: ni urnas ni ruido

Otra pista está en lo que sí ha dicho: que no habrá elecciones. Ni una insinuación, ni una duda. Consciente del riesgo electoral, Sánchez descarta ir a las urnas y refuerza la idea que ya ha usado antes: o él o el caos.

El mensaje es claro: si el PP pacta con Vox, si la derecha se apoya en la ultraderecha, lo que hay al otro lado no es una alternativa, sino una amenaza a los valores democráticos. Sánchez presenta su gestión como un dique frente al extremismo, en sanidad, en empleo, en igualdad. Presume de lo hecho y de lo que queda por hacer, con un pie en la trinchera y otro en la gestión.

La militancia, su único escudo

La carta no es para todos. Es para los suyos. Para esa militancia que ya le salvó en las primarias y en los momentos más críticos, cuando parte del aparato socialista le dio la espalda. Es ahí donde Sánchez busca ahora cobijo y legitimidad, más que en las instituciones o en los barones del partido.

Recurre al "nosotros", al compromiso colectivo, al orgullo de pertenencia. Les habla sin intermediarios. Les pide "templanza", "coherencia". Les recuerda que "no hemos venido a ocupar sillones". Es un llamamiento, sí. Pero también un blindaje.

El electorado femenino, un mensaje entre líneas

Y hay otro mensaje, más sutil pero no menos calculado. Sánchez menciona los comentarios machistas en el caso de corrupción. Se dice "repugnado". Y sin duda lo está. Pero esa condena tiene una segunda capa: una apelación directa al electorado femenino, que supone el principal sostén del PSOE.

Las mujeres votan más al PSOE que los hombres. Un 40% más. Y en este contexto de escándalo y descrédito, es necesario cuidar ese vínculo. No es casual esa frase. Es estrategia, también.

Pedro Sánchez ha hablado mucho estos días. Pero en su discurso hay ausencias que pesan más que algunas afirmaciones. No da explicaciones sobre lo que más se le reclama. En su lugar, fortalece sus posiciones: se declara limpio, eficiente y rodeado de fieles. Rechaza el caos, se aferra a la militancia, y se niega a aceptar que lo de alrededor le salpica. Pero la política no es solo lo que uno dice. También es lo que evita decir.