Este drástico cambio de postura de la antigua figura política del PP ha generado un debate intenso en la esfera pública, recordando sus palabras de junio de 2011, cuando declaró que el comportamiento de los manifestantes indignados era similar al de los precursores de movimientos totalitarios a lo largo de la historia. La imagen de Esperanza Aguirre cortando el tráfico frente a la sede socialista ha llamado la atención y desatado numerosos comentarios sobre su evolución política.

Este inesperado giro de Esperanza Aguirre sin duda marcará un antes y un después en la expolítica madrileña, dejando abierta la puerta a una nueva etapa en su carrera política y desencadenando preguntas sobre los motivos detrás de su cambio de actitud. Mientras algunos especulan sobre si esta decisión podría estar relacionada con su intención de regresar a la arena política o si refleja una profunda transformación de sus creencias, otros la elogian por su voluntad de unirse a las protestas populares y defender lo que considera un derecho fundamental: la libertad de expresión.

El impacto de la participación de Esperanza Aguirre en las protestas también ha generado discusiones sobre el papel de los políticos retirados en la escena pública y su capacidad para influir en la opinión ciudadana. Con su acto de desobediencia pacífica, Aguirre ha demostrado que la política madrileña aún guarda sorpresas y que su influencia en la sociedad sigue siendo relevante, manteniendo en vilo a la ciudadanía y a los analistas políticos.