Australia ha autorizado las drogas psicodélicas para tratar enfermedades mentales. Ha regulado el uso de la química que se emplean en los hongos alucinógenos y las pastillas de éxtasispara tratar trastornos psiquiátricos. La idea es que lo que sirve para alucinar, pueda servir para sanar.
Los hongos alucinógenos tienen una sustancia que se llama psilobicina. Es la causante de las alucinaciones auditivas y visuales y de la euforia y desinhibición que genera esta droga. Y puede ayudar con la depresión: en cuanto se toma, los síntomas de la depresión desaparecen temporalmente. Ha resultado eficaz en personas a las que no les ha funcionado la terapia ni otros fármacos, como es el caso de pacientes graves con tendencias suicidas.
Sin embargo, tiene sus efectos secundarios: contiene mucha más droga de la que se puede encontrar en la calle. Al tomarse, puede generar alucinaciones y otras consecuencias más duraderas que precisarán tratamiento.
Otra de las drogas a la que Australia ha dado luz verde en psiquiatría es el MDMA, las pastillas de éxtasis. Se trata de un estimulante; una anfetamina que genera una mayor facilidad o disposición a relacionarse. Esto puede puede ayudar con el Trastorno de Estrés Postraumático. Implicaría administrar el MDMA, lo que provoca desinhibición, hiperalerta y estimulación, para preparar al paciente para una sesión con su psiquiatra o terapeuta. Al estar en este estado, el profesional podría adentrarse más fácilmente en su mente y ayudar a moderar lo que le genera ese estrés. Su mayor riesgo es que genere adicción al paciente.
Cabe destacar que no se induciría al paciente a consumir la droga directamente, sino medicamentos con esos componentes. Tomar directamente unos hongos o unas pastillas de éxtasis no quitará el estrés postraumático ni la depresión, solo generará adicción y efectos secundarios. Esto son medicamentos: con toda la seguridad y el control que ofrece un medicamento experimental en fase de ensayo, como es el caso.
Acceder a estos medicamentos no será decisión del paciente, sino de su psiquiatra y será solo en cuando nada más funcione. El profesional solicitará a la Agencia Australiana del Medicamento, la que regula el uso de fármacos, el uso de este medicamento. Y entonces será uncomité bioético quien decida si se administra.
Australia ha sido el primer país del mundo en permitir estos tratamientos basados en drogas psicodélicas, pero Estados Unidos será previsiblemente el siguiente. Y puede que los países europeos les sigan después, cuando terminen los ensayos y se autoricen los fármacos al ver que no tiene graves consecuencias. Este tratamiento cuesta alrededor de 18.000 euros, precio que además del medicamento incluye las horas de atención del psiquiatra en la terapia y el seguimiento para controlar los efectos secundarios.
El éxtasis y la psilocibina no son las únicas drogas que podrían regularizarse. Se está investigando también sobre el uso médico de la ayahuasca ahora que ha dejado de estar prohibido. Cuando en los años 70 surgieron las drogas psicodélicas y se produjo un boom en su consumo, el gobierno de los Estados Unidos prohibió toda investigación con ellas. Esa prohibición se levantó hace unos cinco años y desde entonces se investiga al respecto.
Su popularidad se mantiene intacta
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