En una mañana marcada por la tragedia, el silencio envolvía la noticia del fallecimiento de Carrero Blanco. A las 9:50 horas, ya se especulaba sobre la explosión que le arrebató la vida. Sin embargo, la confirmación oficial no llegó hasta las 13:00 horas, cuando la radio obtuvo el permiso para revelar la trágica noticia. Minutos después, ediciones especiales de periódicos y, una hora más tarde, la televisión, daban cuenta de la explosión de gas que había segado la vida del presidente del Gobierno.

La incertidumbre se prolongó sobre si el suceso fue un atentado o una explosión accidental. Fue a las 10:30 horas de la mañana cuando el alcalde de Madrid y los técnicos confirmaron que no se trataba de un accidente. Sin embargo, la versión oficial de un atentado no llegaría hasta las 19:00 horas. El Estado Mayor del Ejército tardó horas en divulgar la verdad, buscando mantener la normalidad y evitar cualquier muestra de debilidad.

Esta fue la conversación policial tras el atentado contra Carrero Blanco:

  • Policía 1 - "A ver si pueden enterarse por ahí... si el coche del señor presidente del Gobierno está por allí volando. Puesto que no sabemos nada y pasa por ahí hacía unos momento, cambio".
  • Policía 2 - "Dicen que un coche que le ha cogido la explosión de lleno. Y que le ha subido hasta la azotea".
  • Policía 3 - "Vamos a ver, parece que el coche que hay en el tejado es el del presidente del Gobierno y parece ser que está muerto".
  • Policía 2 - "Y todavía no lo podemos confirmar, eh. Parece que está muerto".

Para mantener la calma, incluso se llegó a establecer contacto con la oposición comunista. Desde el Alto Estado Mayor franquista se telefoneó a Santiago Carrillo, líder del Partido Comunista, garantizando que no habría represalias. El objetivo era evitar altercados y mantener la estabilidad en un momento crítico para España.

La incógnita sobre la autoría persistió hasta las 23:00 horas, cuando ETA reivindicó el atentado a través de un aviso a Radio París. Esta revelación sorprendió a muchos, ya que la organización no era conocida y no figuraba entre los sospechosos habituales del régimen.

La verdad sobre el magnicidio de Carrero Blanco sigue siendo objeto de debate, con nuevas investigaciones que plantean cuestionamientos sobre la versión oficial y la participación de otros actores en este oscuro episodio de la historia española.