Tras suplantar su identidad durante años, Angie decidió culminar su plan, su crimen perfecto. Lo primero que hizo, según explicó Equipo de Investigación en este programa en base a la investigación Policial, fue buscar información en Internet introduciendo las siguientes palabras: cloroformo, veneno, estafa, asfixia, simulación. Precisamente, para despistar a la policía, fabricó un móvil del crimen, y lo hizo en un local de prostitución masculina. Angie necesitaba semen para llevar a cabo lo que tenía en mente.

Así, nuevamente se hizo pasar por Ana Páez y contrató a dos gigolós. Pagó 200 euros por un servicio que sorprendía hasta a profesionales hechos a todo. Angie pidió a los gigolós que no la tocasen. Le pidió a los chicos que eyaculasen en un bote por una supuesta apuesta que tenía con una amiga, tal y como relató uno de los hombres contratados en el juicio que estudiaba el crimen. Tras conseguir el líquido seminal, la culpable eligió el escenario, un lugar donde citar a su amiga para asesinarla.

Escogió un apartamento turístico que alquiló por tres días. También en esta ocasión firmó como Ana Páez. Sin embargo, el encargado del edificio y su mujer no se olvidaron de su cara, y no dudaron en señalarla durante la rueda de reconocimiento. Una vez alquilado el piso, Angie llamó a Ana y quedaron para cenar con la excusa de que la primera había comprado un aparcamiento. Previamente, como se cuenta en este vídeo, Angie dejó preparada su cuartada para que no la señalaran como culpable del crimen.