Una madre cuenta a Equipo de Investigación cómo se enteró de que su hija de ocho años participaba en rituales de santería. "Yo me separé del padre de mi hija, y cuando mi hija volvía de pasar un fin de semana con su padre, lo que observaba eran comportamientos extraños, empezó a tener pesadillas y hablaba de animales que se la comían", recuerda.

Su exmarido no le pidió su consentimiento para introducir a la menor en esas creencias. "Las alarmas saltaron cuando una amiga se acercó a hablar conmigo porque había reconocido en la muñeca izquierda de la niña una pulsera perteneciente a la santería yoruba. Su padre vino a recogerla una tarde de blanco impoluto, gorra incluida y lleno de collares de muchos colores, y ahí se me vino el mundo encima", expresa emocionada. En el vídeo principal que acompaña a esta noticia puedes ver el relato completo.

Así, la mujer lamenta que su hija estaba "absolutamente supeditada a los miedos": "Me decía que la pulsera no podía quitársela por nada del mundo porque se iba a morir", recuerda la madre.