Cuando Daniel Sancho acude a la comisaría, los agentes descubren que es el joven rubio, alto y con el pelo largo al que están buscando. Allí denuncia la desaparición de su amigo Edwin Arrieta. Observan que presenta heridas y arañazos, lo que les hace sospechar.

Le interrogan y él niega los hechos inicialmente. Pero no volvería a salir de la comisaría. Periodistas de todo el mundo han sido testigos de la investigación. Los medios locales grabaron en el vertedero cómo la mañana del cuatro de agosto se hallaron dos partes más del cuerpo sin vida de Arrieta.

Los agentes encontraron, además, algunas de sus pertenencias: una camiseta, unos calzoncillos, unos pantalones y una cadena con un crucifijo. Seguidamente realizaron una inspección ocular en el bungalow donde se habían alojado. Encuentran restos de sangre, grasa en las tuberías y restos biológicos adheridos tanto de Daniel como de Edwin.

Un día y medio después de denunciar la desaparición del cirujano colombiano en comisaría, las cámaras de televisión graban al sospechoso del asesinato. Daniel Sancho aparece recién duchado y con ropa limpia y fuma de forma compulsiva. "Según nos cuenta la Policía, y digo nos cuenta porque tenemos que creerlo así porque no hemos visto ninguna documentación hasta ahora que así lo acredite, Daniel Sancho termina por confesar que ha matado al cirujano", explica la periodista Gema Peñalosa.