Friburgo supo ver la necesidad de la transición energética con la crisis del petróleo del 73 y los accidentes de Chernobil y Fukushima le han acabado dando la razón a esta ciudad pionera. La conciencia ambiental de sus ciudadanos a más allá de la ideología.

Jalis de la Serna visita el edificio Heliotropo y su propietaria Hanna Lehmann explica como es vivir tras más de 25 años en el proyecto de un visionario. Las paredes totalmente acristaladas, además de una vista impresionante, permiten aprovechar el sol y la luz natural. "La temperatura es muy agradable gracias al aislamiento", añade.

"Realmente mi marido fue un visionario", explica mientras el gran panel solar que corona la construcción gira en busca del sol. De ahí el nombre del edificio: Heliotropo: significa que gira con el sol, como un girasol. A su vez, la casa también gira para captar el sol con el mejor ángulo: "Da una vuelta cada día y por la noche se coloca en posición oficial para que el sol entre de nuevo a la casa la mañana siguiente".

"El sol no cuesta nada, no hay nada más democrático que el sol", asegura Lehmann convencida de que este modelo se puede replicar en cualquier parte del mundo y termina con un mensaje de ánimo. "Haced algo".

Otros momentos destacados

Tras conocer en Bolivia la mayor reserva de litio, Jalis de la Serna viaja a Alemania para conocer algunas de las aplicaciones de este importante metal. La ciudad de Friburgo es un ejemplo para el resto del país: desde 1990 han reducido en un 40% las emisiones de CO2.

También en Alemania, el reportero de Enviado Especial visita un vecindario que genera su propia energía y no depende de las grandes compañías eléctricas. Uno de los inquilinos asegura que la factura de la luz es más baja.

En todos estos casos las baterías de litio tienen gran importancia para almacenar la energía de más que producen, en Berlín existe también un campus que gracias -entre otras cosas- a las baterías de litio de sus autobuses y vehículos eléctricos ha logrado el objetivo de las cero emisiones propuesto par 2050.

Sin embargo Alemania tiene un escollo para lograr una transición energética al 100% y se trata de su dependencia de la energía del carbón que aún supone "el 35% de la energía total producida en todo el país".