¿En qué punto se ha ido deteriorando el modelo de convivencia en España para que hayamos llegado a extremos como los vividos estos días con motivo de las elecciones en la Comunidad de Madrid? Es la pregunta que Ana Pastor, presentadora de El Objetivo, ha lanzado a Víctor Lapuente, catedrático de la Universidad sueca de Gotemburgo, que ha querido recordar que "tanto en los 90 como ahora, España sigue siendo una democracia plena, y que puntúa entre las diez mejores del mundo".

No obstante, ha matizado: "Cuando miramos la calidad de la democracia los ciudadanos perciben que las instituciones públicas en España están sesgadas a favor de unos intereses partidistas. Pensamos que las instituciones están al servicio de los gobernantes, y no de los gobernados". Para Lapuente, en nuestro país "tenemos un problema de percepciones que hace que España sea un país casi esquizofrénico en cuanto a percepciones de la corrupción".

"Somos de los países europeos donde los ciudadanos experimentamos menos la corrupción, y sin embargo percibimos y pensamos que es algo muy generalizado", ha proseguido explicando el catedrático, apuntando que además "tenemos un problema muy desconfianza muy fuerte" y considerando que "la responsabilidad es en parte de las instituciones públicas que están politizadas y colonizadas por los partidos", pero que "transmiten una imagen que no se corresponde con la realidad porque los funcionarios son ejemplos de neutralidad y probidad en España".

No obstante, Lapuente también ha puesto el ojo en los ciudadanos: "Los españoles, en comparación a otras democracias occidentales, esperamos mucho de la democracia, queremos que resuelva los problemas del bienestar de los ciudadanos". Para el catedrático, está "correlacionado que los ciudadanos esperen mucho de la democracia con que se frustren", asemejándolo a "una relación de amor-odio".

"Te odio porque no me das lo que realmente quiero", ha planteado Lapuente, que ha insistido en que "esa situación hace que nos encontremos en una tesitura difícil". Pese a ello, no considera que la democracia corra peligro en España: "Aunque existen modelos alternativos, (estos) todavía no han sido capaces de proyectar culturalmente una imagen que atraiga a las poblaciones".