Desde el año 2003, Raphael celebra su cumpleaños y su vuelta a nacer, cuando fue trasplantado de hígado, el que fue para él el suceso "más importante" de su vida. Asegura que sintió que podía morirse y todo "por una memez, una gilipollez absurda que fui aumentando sin darme cuenta".

A lo que se refiere el artista es a su adicción al alcohol, algo que explica que tomaba para poder "descansar y dormir". "Yo no he sido bebedor nunca, pero todo empezó en los aviones y en los hoteles cuando pusieron los minibar", ha relatado en El Objetivo.

Así, explica, bebía varias botellas y conseguía "dormir como un lirón toda la noche y al día siguiente podía cantar como los ángeles". Mientras tanto, reconoce, estaba "pudriendo un órgano vital". "Se formó una pelota que pudo costarme la vida", ha lamentado durante la entrevista.