En una nueva entrega de su sección 'Microracismos', Lamine Thior habla de los "zoos de negros" que había en Europa en el siglo pasado. Es el caso de la sudafricana Sara Baartman, que no solo se exponía en Reino Unido y Francia, sino que también "se le podía tocar el culo": "La santísima trinidad, capitalismo, supremacismo y machismo", apunta Lamine en el vídeo sobre estas líneas, donde también habla de Ota Benga, un joven pigmeo que se exhibió en una exposición universal en Estados Unidos y que, cuando terminó, acabó en el zoo del Bronx compartiendo jaula con un chimpancé.
El colaborador también muestra cómo en 1887 en Madrid hubo una exposición de filipinos, así como de africanos tanto en la capital como en Barcelona entre 1897 y 1913. Sin embargo, la más llamativa fue en Sevilla en 1923, donde Alfonso XIII y Primo de Rivera tomaban vino mientras veían a "guineanos haciendo cosas de guineanos", señala.
Lamine también muestra cómo el racismo ha llegado hasta los museos y explica el caso del llamado "negro de Banyoles", un bosquimano de 1830 cuyo cadáver fue robado por dos taxidermistas para disecarlo en Francia y que, de ahí, fue trasladado por Francesc Darder hasta España para exhibirlo en su museo.
Allí estuvo en una vitrina casi 100 años hasta que un médico haitiano se dio cuenta de que eso no era normal y, por temor de que afectara a los JJOO de Barcelona, se retiró del museo, no sin que los vecinos de Banyoles se llegaran a vestir como él para, comenta Lamine, "defender a su negro". Sobre este caso, el colaborador de El Intermedio afirma que, más que 'racismo científico', es "hijoputismo científico".
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Ya en el 2000, se envió al 'negro de Banyoles' de vuelta a Botsuana para que lo enterraran con honores. "España es un país de contrastes, tardamos 100 años en devolver al negro de Banyoles a su país de origen, pero ahora mira la de inmigrantes que devolvemos en caliente", ironiza.