Un viajero noruego decidió celebrar la Nochevieja en Nyhavn, un pueblo costero cerca de Copenhague, pero el final de la noche no salió como se esperaba. Cuando ya no tenía ganas de seguir la fiesta, el joven vio la necesidad de ir a dormir a su cama, y la solución que encontró fue coger un taxi para llegar hasta ella.

El problema es que el trayecto hasta su casa de Oslo supone un viaje por carretera de más de 600 kilómetros, en los que además hay que atravesar tres países. Sin embargo, al joven, en estado de embriaguez, esto no le importó y decidió llevar a cabo el trayecto.

Un taxista aceptó su petición e inició la carrera, y tras siete horas de viaje su precio final fue de unos 1.800 euros. El viajero entró en casa para coger el dinero, pero no volvió a salir porque se quedó durmiendo en su casa.

El taxista, mientras tanto, se quedó sin batería en la puerta de la casa del individuo sin renunciar a cobrar la carrera, y para ello llamó a la Policía. Finalmente, los agentes llegaron hasta la casa del cliente y consiguieron despertarle para que pagara lo que debía.

La propia policía noruega publicó la historia en su cuenta de Twitter.