Conflicto judicial
Los vecinos de un edificio residencial de Madrid, hartos del ruido de una pista de pádel: "Desde las ocho de la mañana escuchamos gritos y golpes"
Los detalles Hace tres semanas, una sentencia judicial dio la razón a los vecinos y obligó al propietario de las pistas a cesar la actividad, pero ha decidido ignorarla y seguir abriéndolas hasta que el fallo sea firme.

Resumen IA supervisado
Los vecinos de un bloque en la calle Orense de Madrid sufren más de 14 horas diarias de ruido y pelotazos debido a dos pistas de pádel ubicadas en un edificio residencial. Desde temprano hasta las once de la noche, el ruido supera los decibelios permitidos, afectando la tranquilidad de los residentes. Lovely Amadis y otros vecinos soportan golpes constantes en sus ventanas y pelotazos que impactan a peatones y vehículos. A pesar de una sentencia judicial favorable que ordena el cierre de las pistas, el propietario ha recurrido la decisión. Los vecinos, decididos a defender su descanso, continúan su lucha legal.
* Resumen supervisado por periodistas.
Más de 14 horas al día aguantando bolazos y gritos. Así viven los vecinos de un bloque de la calle Orense, en pleno distrito financiero de Madrid, por culpa de dos pistas de pádel que están ubicadas en un edificio residencial. Desde primera hora de la mañana y hasta las once de la noche, los residentes tienen que convivir con un ruido que supera los decibelios permitidos.
"Están desde antes de las ocho de la mañana con gritos y dando golpes", relata una vecina de la primera planta, que, además, tiene que aguantar golpes en su ventana todos los días. "Estás concentrada trabajando y, de repente, ¡pumba!", relata Lovely Amadis, otra afectada por el ruido.
Al ruido hay que sumarle el problema de los pelotazos, que son frecuentes tanto para los vecinos como para los peatones que pasan por la zona. "Cuando no les dan a los coches, les dan a las personas", relata Juan Miguel Sainz de Marles, presidente de la comunidad de vecinos afectada por estas pistas.
Hace más de un año, la comunidad decidió llevar el caso a los tribunales. Desde hace tres semanas cuentan con una sentencia judicial favorable que obliga al propietario a cerrar las pistas.
Sin embargo, ha decidido recurrirla e ignorarla mientras no sea firme. "Es como si no la hubiera, como si los vecinos no sufrieran nada", relata Ricardo Ayala, abogado especialista en defensa contra el ruido.
Un ruido que se repite sistemáticamente durante más de 10.000 ocasiones cada día. "En un partido de pádel puede haber unos 700 golpes por partido, añádeles los gritos", añade Ayala. Ante la negativa del empresario que opera estas pistas, los vecinos están decididos a seguir peleando por su tranquilidad y su descanso aunque tengan que jugar el tercer set de este partido.