Víctor es un vecino de Toledo y a escasos 300 metros de su casa hay toneladas de escombros con amianto. Según denuncian los vecinos, los restos fueron amontonados de manera ilegal durante años por una fábrica que quebró en 2002.

"En su día, la fábrica se deshacía sistemáticamente de todos sus restos", comenta Víctor Villén, portavoz de 'Asociación de vecinos El Tajo'.

Eva Sanz, miembro de la plataforma 'Mi barrio sin amianto', ve a diario desde su ventana el vertedero. Asegura que, a falta de soluciones pronto, buscará otro piso al que mudarse con sus hijos. "Tenemos niños pequeños y no nos gustaría que el día de mañana nos echasen en cara no haber hecho algo por librarles de esto".

Los restos de tubos, visibles desde el aire, están en varias fincas privadas y en el arroyo Ramabujas. La Confederación Hidrográfica del Tajo limpió en mayo el cauce del arroyo, como le correspondía. Sin embargo, no ha sido suficiente.

Del resto del amianto no se hacen responsables los dueños de los terrenos y la administración local asegura que no es su competencia. "Tengo la certeza de que el Ayuntamiento no sería la administración encargada de retirar estos escombros", asegura José Pablo Sabrido, portavoz del Gobierno municipal de Toledo.

Ayuntamiento, Junta de Castilla-La Mancha y Confederación Hidrográfica del Tajo se reúnen la próxima semana para buscar una solución. Mientras, los 20.000 vecinos del barrio Santa María de Benquerencia siguen respirando amianto todos los días.