La pandemia ha perjudicado los tratamientos de fertilidad. Los datos que manejan en la Sociedad Española de Fertilidad reflejan que en 2020 se realizaron hasta un 16% menos de tratamientos de reproducción asistida.
Y con menos procedimientos médicos, menos bebés nacidos. Aunque el 10% de los recién nacidos son fruto de reproducción asistida, a día de hoy, la mitad de las mujeres que han detenido o han aplazado el tratamiento durante el 2020 no han vuelto a las clínicas. Concretamente, el 44% de las mujeres que les cancelaron que no lo han retomado todavía.
Si a esto le sumamos, como explican desde la asociación de pacientes 'Red Nacional de Infértiles', que la medicina reproductiva ya tenía carencias en épocas normales, el coronavirus desmejoró muchísimo la situación de los pacientes con infertilidad.
A raíz de estos procedimientos médicos, en 2020 nacieron 30.479 bebés frente a los 37.428 registrados en 2019. Para la psicóloga Jimena Rodríguez, la explicación se encuentra en que el COVID-19 paralizó nuestras vidas: "Estos tratamientos son un proceso donde nos dicen que tenemos que tener una actitud positiva, y esto era difícil, permitirnos ilusionarnos", reconoce.
Así que irremediablemente los tratamientos se vieron afectados por el estallido de la pandemia. Pero esta, desde luego, no sería la única causa. A la incertidumbre generada por la crisis sanitaria se suma la incertidumbre social y económica del momento en el que vivimos.
Esto ha provocado que este año hayan nacido 1.000 niños menos que el año anterior, siendo además el octavo año consecutivo a la baja. Y más datos: en cinco años se han producido 45.000 nacimientos menos y las cifras se sitúan como las más bajas registradas desde 1941, en plena posguerra.
Con este panorama, la ONU estima que España perderá el 35% de su población y descenderemos a los 30 millones de habitantes en unas décadas.