La Navidad ha llegado a su fin y, seguramente, este sea el momento del año en el que más rebosan los contenedores: llenos de envoltorios de juguetes. El día de Reyes cientos de cajas se apilan alrededor de los más de 200 mil contenedores azules que hay en nuestras calles.

Es cierto que muchas cajas son de cartón y éstas se deben introducir en el contenedor azul. Sin embargo, hay otras muchas que se componen de otros materiales o tienen pequeñas ventanas de plástico para ver los juguetes del interior. En este caso, es muy importante separar sus elementos y llevarlos al contenedor adecuado: el plástico al contenedor amarillo y, el papel o cartón, al azul.

Además, las bolsas de plástico en las que portamos los residuos o las cuerdas con las que apilamos las cajas tampoco se pueden introducir en ese contenedor. Lo mejor es plegar las cajas lo máximo posible y llevarlas en la mano o introducirlas en una bolsa de papel.

La ciudadanía española cada vez está más concienciada: ocho de cada diez reciclan en sus hogares. De media, el año pasado cada español recicló 18 kilogramos en el contenedor azul y 16 kilogramos en el amarillo (envases de plástico, metal y briks). La cifra total creció más de un 12% con respecto al año anterior, según datos de Ecoembes. Aún así, todavía se cometen algunos errores. En torno a estas fechas, una de las equivocaciones más importantes son los juguetes.

Los juguetes rotos: nunca al amarillo

Muñecos, cocinitas, coches teledirigidos, consolas… Las casas de media España están repletas de juguetes y muchas familias ya se plantean 'jubilar' los viejos para hacer sitio a los que acaban de llegar.

Si esto ocurre, lo primero que debemos hacer es valorar si otro niño o niña puede hacer uso de ellos. Hay cientos de asociaciones que recogen juguetes durante todo el año para donarlos a personas con menos recursos. Y si el juguete está tan roto que ya no se puede arreglar se debe llevar a un punto limpio.

A pesar de que sean de plástico, los juguetes nunca se deben tirar al contenedor amarillo. Y, al igual que con las cajas, hay que separar los elementos. Si el juguete tiene batería o pilas hay que quitárselas y reciclarlas correctamente en la zona adecuada del punto limpio.

Los cubos de plástico, bolígrafos, sacapuntas, utensilios de cocina o maquinillas de afeitar tampoco se deben tirar en ninguno de los 378.272 contenedores amarillos que hay en España. Si te surgen dudas con algún residuo concreto, puedes consultar al asistente inteligente de reciclaje Air-e: tú preguntas y él contesta.

Lo que sí va al contenedor amarillo (los envases de plástico, metálicos y briks) siempre tiene una segunda vida. Todos estos residuos pasan un complejo proceso en las plantas de selección y recicladores por el cual se convierten en materia prima para fabricar nuevos envases, embalajes, tuberías, fibras sintéticas, precintos…

Hay muchos tipos de plásticos, algunos más fáciles de reciclar que otros, pero todos pueden tener una segunda vida. Te contamos de qué plástico están hechas las botellas, los discos, las pajitas o el papel film.

¿Qué tipos de plásticos existen?

¿Te has fijado alguna vez en el símbolo que aparece en la base de las botellas de agua? Sí, ese Círculo de Möbius con un número del uno al siete grabado en su interior. Son los siete símbolos del plástico. Cada número indica el tipo de plástico con el que está fabricada la botella o el envase.

PET, es el número uno, tereftalato de polietileno. Totalmente reciclable. Es el más utilizado para el almacenamientos de alimentos y bebidas, pero no es el único. También se usa el policloruro de vinilo (PVC), polipropileno (PP) y el poliestireno (PS).

Los productos de limpieza, detergentes, botellas de leche o bolsas contienen polietileno de alta densidad (HDPE), el número dos. El tres es Cloruro de polivinilo o vinílicos (PVC o V), con él se fabrican tarjetas de crédito, tuberías o piel sintética.

El polietileno de baja densidad (LDPE) corresponde al número cuatro. Se utiliza para hacer papel film o envases de alimentos congelados. Los tapones de botellas, las pajitas o los pañales contienen polipropileno (PP), el plástico número cinco. Es muy resistente al calor. Por eso, también se utiliza para envases aptos para microondas.

Las bandejas de comida, envases de yogur, perchas o vajillas de un solo uso están fabricadas con el número seis, poliestireno (PS), y el número siete engloba una gran variedad de plásticos más difíciles de reciclar porque se separan difícilmente. Lo podemos encontrar en discos compactos, gafas de sol, ordenadores o biberones, que siempre deben llevarse a un punto limpio.

Reciclar supone ahorrar en materias primas, en agua y en energía. Pero también reducir las emisiones de gases de efecto invernadero. Reciclar seis botellas, por ejemplo, equivale a paliar los contaminantes emitidos por un tubo de escape durante diez minutos. Nuestros pequeños gestos cotidianos pueden ayudar a parar la emergencia climática en la que estamos inmersos.