Aunque tengan el mismo tamaño, vengan en envases parecidos y los encontremos en la misma nevera del supermercado, no todo lo que parece yogur lo es en realidad. ¿Estamos seguros de que todo los 'yogures' que compramos son realmente yogures?

laSexta se desplaza a un hipermercado para comprobarlo. Allí, presentamos dos productos diferentes a los consumidores: en uno pone literalmente "yogur natural", mientras que el segundo está etiquetado como "leche fermentada con bífidas y con fresa". Efectivamente, no son lo mismo.

¿Cómo saber entonces cuál es el yogur verdad? Para que sea verdaderamente un yogur tiene que cumplir dos requisitos: según Esther Lorente, delegada de la OCU en Cataluña, "la normativa de calidad lo que establece es que hayan dos tipos de bacterias" y que estén "en estado vivo y en grandes cantidades".

Por su parte, la nutricionista Carmen Escalada, del Instituto Médico Europeo De La Obesidad (IMEO), precisa que los yogures "son leches fermentadas por dos tipos de bacterias muy concretas y que tienen un determinado número de bacterias vivas por mililitro". Si un producto no cuenta con esas dos características, no será yogur, sino otro tipo de lácteo o postre. Para diferenciarlos solo hay que leer la etiqueta: según explica Escalada, "tenemos que buscar realmente leer la palabra 'yogur' en algún punto del envase".

Pero que no sean yogures no significa que estos otros productos no sean saludables: de acuerdo con la nutricionista, "pueden ser igual de sanos o menos sanos", "dependiendo del resto de sustancias o de aditivos que le echen". La clave, en todo caso, es fijarse bien y saber lo que se compra para que no nos den leche fermentada por yogur.