Sumergido en las aguas del mar Caribe, frente a la costa colombiana, reposan desde hace más de 3 siglos los restos del Galeón San José, descubierto en 2015 por una empresa cazatesoros. Y desde entonces, esa empresa, España y Colombia disputan conseguir esos restos.

El barco español fue atacado por buques ingleses en 1708 cuando viajaba hacia Europa. Y con él, se hundieron metales preciosos y joyas que, calculan, hoy tendrían un valor de 17.000 millones de dólares.

Desde su hallazgo en 2015, ha sido objeto de una ardua disputa legal. España lo reclama por haber pertenecido a su histórica flota, la empresa de cazatesoros asegura que ellos lo encontraron primero y Colombia se remite a que está en su territorio.

Lo que han obviado es que muchas de las riquezas que portaba el galeón fueron extraídas mediante el trabajo forzado de indígenas de Bolivia, cuyos descendientes piden tener también voz. Ahora que Colombia pretende rescatar tan solo una parte, han enviado una carta a la UNESCO y a España para poder participar en el proceso.

"Tiene que ser con derecho internacional, no simplemente con derecho colombiano. Nos tememos que lo que haya es una operación de blanqueo de la industria cazatesoros, que España, presionada por este este proyecto renuncie a la inmunidad soberana sobre los buques a los que está vinculado", explica el abogado José María Lancho, representante de estos pueblos indígenas.

"Hacen una propuesta de reconciliación al Reino de España. Nuestro pasado es un pasado común. Esos restos que pertenecen a ese pasado, que fue compartido de una manera desigual, ahora merecen una mejor solución, que estos yacimientos sirvan como un punto de reencuentro", concluye.