Acuerdo en el Pleno del Congreso por la ley de protección a la infancia frente a la violencia, conocida como 'Ley Rhodes', que empezará a contar la prescripción de los delitos graves cuando la víctima tenga 35 años. Una ley reclamada por esas personas que sufrieron abusos cuando eran solo unos niños; niños que en su día no se sintieron lo suficientemente protegidos y escuchados, y esperan que con esta ley todo cambie.

Es el caso de Nuria, que sufrió los abusos de su abuelo desde que tenía seis años hasta los 17. Su familia nunca la creyó. Décadas después, su ojos conservan ese dolor y esos recuerdos. "Con nueve años me transmite una enfermedad de transmisión sexual. Luego hay violaciones, y al haber penetración hay un daño físico. Recuerdo con 12 años que mi pánico era que me dejara embarazada", ha contado a laSexta.

Un pánico que duró hasta que falleció su abuelo. A pesar de su muerte, no se atrevió a denunciar. "Tuve sangrados y se lo dije a mi abuela, y no se hizo nada. Es verdad que mi abuelo fue el agresor, pero también es cierto que hay colaboradores", ha denunciado a esta cadena Nuria, que encontró apoyo en la asociación Redime para lograr superarlo: "Me dije '¿qué hago con ello? ¿Me vuelvo a meter en la cama, en la depresión, o ayudo a otros?'".

Y a eso se dedica a día de hoy, a ayudar a otras víctimas como ella. Una labor esencial que también realiza Laura, que da charlas en colegios sobre abusos, como el que ella sufrió de pequeña por parte de su hermano. Tampoco los ha denunciado, y nos ha contado sus razones: "Por miedo de mi hermano. A día de hoy le sigo teniendo miedo, porque después de los abusos llegaron las palizas". Las agresiones, de hecho, la somatizaron.

"Yo tenía pesadillas, tenía mucho miedo, me orinaba en la cama", ha relatado en laSexta, donde también ha expuesto otra de las razones por las que no ha denunciado la salvaje situación que vivió de pequeña: cree que si ya es difícil, de niña, demostrar una abuso, 20 años después lo ve imposible: "El sistema no está preparado".