Un agente de la Guardia Civil de Melilla ha sido sancionado con ocho meses de suspensión por haber acosado a una camarera por su religión y sus raíces, según ha recogido 'Cadena SER'. Los hechos tuvieron lugar en 2016 en una cafetería del puerto.

La víctima, que era filipina y tenía un tatuaje escrito en árabe, estaba trabajando en el puerto de Melilla cuando el agente comenzó a increparla.

Según la documentación judicial, el acusado dijo que "con esos tatuajes se iba a quemar en el infierno, que si ella supiera el castigo que Dios le iba a dar no se lo habría hecho, que lloraría lágrimas de sangre, que su cuerpo no era de ella, que es prestado por Dios, que hasta el aire que respira es de dios, que debe agradecer a dios cada minuto de vida".

Pese a que la mujer echó a llorar y sufrió un ataque de ansiedad, éste siguió acosándola diciendo que "tenía el demonio dentro" y que no se atreviera a servirle café porque "no era pura".

Casi tres años después, Tribunal Militar Central le ha atribuido una falta grave de acoso por razón de religión. No obstante, la resolución puede ser recurrida al Tribunal Supremo