El elevado ritmo de trabajo al que estamos sometidos en nuestra vida diaria nos pasa factura hasta en vacaciones, esos días libres en los que se supone deberíamos desconectar, descansar y disfrutar. A veces, esto se convierte en una misión imposible.

Lo sabe bien Victoria, abogada, que a pesar de encontrarse de vacaciones en la costa valenciana confiesa que mira mucho el móvil y abre LinkedIn cada día. "Ahora que estoy de vacaciones, los primeros días tengo la misma sensación que cuando termino de ver una serie, tengo un vacío que no se que hacer".

Lo mismo le sucede a Jere, un diseñador de aplicaciones que no logra separarse del móvil ni en vacaciones. Cuenta que no desconecta porque tiene chats de WhastApp de grupo del trabajo o porque a veces se equivoca y abres el email y comprueba que ya le han mandado alguna reunión.

Ambos sufren lo que se conoce como el "síndrome de la tumbona". Susana de los Reyes, psicóloga, explica que esto sucede cuando estamos en un ritmo muy elevado de trabajo y de vida personal, en la que todo va muy rápido, "cuando decides parar y lo estás ansiando porque llegan las vacaciones, sientes un gran vacío".

Repartir las vacaciones en periodos cortos, buscar planes de ocio y descanso o dejar a un lado los horarios rígidos son algunos consejos que dan los expertos para intentar enfrentar esta ansiedad que nos generan las vacaciones.

"Es fundamental agradecer el momento en el que estás, ser capaz de disfrutar del momento", insiste Susana. Y es que este síndrome, lejos de eliminar el estrés, puede llevarnos a algo aún más preocupante, rechazar el descanso. Buscar objetivos que realmente nos ilusionen nos ayudarán a lograr disfrutar de la tumbona.