Eli tiene diez años y es una menor transexual. “Nos decía que era una niña, que si se cortaba la colita pues que ella era una niña”, cuenta la madre. Vive en Madrid, por lo que no podrá someterse a un tratamiento con bloqueadores hormonales hasta cumplir la mayoría de edad.

Su madre se queja de que lo justifican afirmando que “puede causar esterilidad y frenar el crecimiento”. “¿Puede pasar aquí pero en otras comunidades no?”, manifiesta. Estos argumentos son incomprensibles para sus padres, ya que si fuesen ellos quienes corriesen con los gastos la niña sí podría recibir el tratamiento. “Vamos a lo privado, lo pagamos, lo hacemos y no pasa nada”, señala el padre.

Para Amy, el futuro está más claro. Tiene 9 años, vive en Andalucía y recibirá estos bloqueadores cuando comience su pubertad. Su padre califica de “tremenda injusticia” el hecho de que allí se aplique el tratamiento y en otras comunidades no. Lo más grave son las consecuencias que esto puede traer ya que, según una sexóloga, “un desarrollo no acorde a su identidad puede plantearle distintas patologías como ansiedad, depresión, miedo, baja autoestima e incluso puede desembocar en suicidio”.

La falta de legislación común no se limita a la Sanidad. “Al no haber marco legal, pues a lo que te tienes que agarrar y encomendar es a las decisiones personales de los profesionales que tengas en frente”, cuenta la presidenta de la 'Asociación de Familias de Menores Transexuales'. Jóvenes que nacieron en un cuerpo equivocado, pero que la ley no debe equivocarse con ellos.