Llega la primavera y con ella la costumbre de adelantar una hora los relojes para ganar minutos de sol durante los próximos meses. El cambio al horario de verano se va a producir, como indica la directiva del Diario Oficial de las Comunidades Europeas, el último fin de semana del mes, que este año se corresponde con la noche del sábado 27 al domingo 28 de marzo, a las puertas de la Semana Santa.

Esa madrugada, a las 2:00 serán a las 3:00 (en Canarias, a la 1:00 serán las 2:00), de modo que cuando nos despertemos será una hora más tarde de lo habitual. Esta modificación, con la que se suele decir que 'dormimos una hora menos', hace que amanezca y anochezca una hora más tarde durante los próximos seis meses.

Según lo acordado entre los países europeos, este podría haber sido el último cambio de hora en el continente. Sin embargo, aún no ha habido ningún pronunciamiento oficial, ni por parte de la Unión Europea ni desde el Gobierno español. "No tenemos noticias. El 18 de octubre de 2020 escribí a un miembro muy relevante del Ejecutivo y me dijo que estamos en una situación complicada por la pandemia y que lo abordaremos cuando podamos", explica a laSexta.com José Luis Casero, presidente de laComisión Nacional para la Racionalización de los Horarios Españoles(ARHOE).

Desde esta institución entienden que la prioridad ahora debe ser la crisis sanitaria por el coronavirus, pero lamentan que ni siquiera se haya hecho un anuncio desde el Gobierno central. "Habría estado bien que comunicaran que este año no se va a poder tomar la decisión y que se pospone para el siguiente. Nosotros lo habríamos aceptado sin problema", reclama Casero, que cree que este no es un asunto urgente, pero sí importante. De cualquier forma, no parece que el cambio de hora del 28 de marzo vaya a ser recordado como el último en 45 años en nuestro continente.

Cambio de hora 2020: ¿Cuándo tenemos que cambiar la hora de nuestro reloj?

Historia del cambio de hora: de la crisis del petróleo a la propuesta de eliminación

El ajuste horario se había introducido en varias ocasiones a lo largo del siglo XX en España y en Europa, aunque no fue hasta 1974 cuando se instauró de forma permanente. En esa época, la crisis del petróleo obligó a racionalizar el combustible y a tomar medidas para disminuir el consumo de electricidad. Entre ellas, los países industrializados de Europa decidieron cambiar los relojes durante seis meses para, de esta forma, aprovechar durante más tiempo la luz y el calor naturales, según se explica en la web Hora.co.

Durante los seis primeros años, cada país realizaba este cambio en una fecha determinada que no tenía por qué coincidir con los demás. Por ello, en 1980 la Comunidad Económica Europea implementó las medidas necesarias para coordinar el cambio horario entre todos los países miembros, como explica este real decreto. Desde entonces, los ajustes se hacen siempre el último domingo de marzo y el último de octubre (antes se hacía en septiembre).

Sin embargo, después de casi cuatro décadas de consenso, en agosto de 2018 la Comisión Europea propuso eliminar el cambio de hora para mantener siempre el mismo uso horario, bien fuera el de invierno (en la España peninsular, el UTC +1) o el de verano (UTC +2). De este modo, alegaba la Comisión, desaparecerían los efectos perjudiciales sobre el reloj biológico humano. Además, el organismo comunitario hizo una consulta no vinculante a 4,6 millones de ciudadanos europeos y concluyó que el 80% de ellos estaba de acuerdo con la iniciativa. En el caso español, ese porcentaje ascendía hasta el 93% de los encuestados, que además preferían quedarse en el horario de verano.

La propuesta tuvo buena acogida entre los países, aunque un año despuésel pleno de la Eurocámara decidió retrasar la supresión del cambio de hora hasta el año 2021. Según esos plazos, los países que decidieran quedarse con el horario de verano tendrían que cambiar los relojes por última vez este mes de marzo, mientras que los que eligieran el horario de invierno harían la última modificación en octubre. En principio, cada país podría tomar su propia decisión, aunque los eurodiputados pidieron coordinación para evitar que las diferencias horarias perjudicaran a la comunicación y a los intercambios comerciales entre los países.

Pleno de la Eurocámara

¿Qué horario es mejor: verano o invierno?

Unos días después de la propuesta de la Comisión Europea, en España se organizó un comité de expertos que debía evaluar las ventajas e inconvenientes tanto de seguir con los cambios de hora semestrales como de mantenernos en el horario de invierno o en el de verano. Entre los especialistas convocados había sociólogos, físicos, economistas, ingenieros… y también Casero, como representante de ARHOE.

"Nos dedicamos a estudiar los pros y contras en términos de salud, de ahorro de energía, de productividad… pero no llegamos a un acuerdo. La postura no fue unánime ni concluyente", confiesa Casero. Por tanto, se emplazaron a tomar la decisión ahora, cuando en teoría deberíamos afrontar el último cambio horario. "No sabemos qué va a pasar y ni siquiera sabemos el contenido del informe posterior a las reuniones. Yo participé y no sé qué escribieron, así que pedimos que se publique", reclama Casero.

Lo único que se conoce de ese informe, redactado en marzo de 2019, es que lo mejor era "no producir ningún cambio precipitado en los husos horarios mientras no exista un consenso compartido", por lo que hasta 2021 se mantendría el cambio estacional, según explican en la web de Moncloa. Mientras, el Gobierno se comprometía a ir recopilando "argumentación suficientemente consolidada y compartida que nos haga optar por una de las dos vías".

Pese que aún no se ha tomado una decisión definitiva, la mayoría de los presentes en ese comité votarían a favor de mantener el horario de invierno durante todo el año. “Casi todos menos los físicos”, comenta Casero, que apunta principalmente a razones de eficiencia y productividad. “Con este horario, empezaríamos la jornada laboral y escolar con más luz. Muchos dicen que les da igual ir a trabajar siendo de noche, pero los datos demuestran que, si todavía no ha amanecido, a primera hora somos menos productivos”, concluye el presidente de ARHOE.