El primer secreto que aprendemos de la Navidad es que los Reyes Magos no llegan por igual a todas las casas, y, a veces, necesitan que les echemos una mano. Por eso, Mónica Pereira ha cambiado el género de su pescadería en A Coruña por juguetes. Todos llegarán a los niños que pasan estas fechas en el Hospital. "Con un pequeño detalle, podemos hacer feliz a la gente que está hospitalizada en Galicia", afirma Pereira.

Rosimari y Maricruz ya compraron un regalo y han vuelto con más a la Hermandad de la Vera Cruz de Alcalá del Río, Sevilla. Allí pidieron juguetes para La Palma como inscripción de un campamento y se ha terminado sumando medio pueblo. "Esperamos que lleguen a los niños de La Palma y sacarles una sonrisa", expresa Magdalena Ramírez, monitora.

Y aunque los voluntarios no paran en Cruz Roja, el ritmo de llegada de regalos no es suficiente. En Cataluña, todavía les falta el 30% de los juguetes que necesitan. En este sentido, Mireia Gracia, voluntaria, manifiesta que tiene "fe" en que se va a llegar a esa cantidad, aunque tiene claro que "no se puede conseguir sin la colaboración de los ciudadanos".

También hay otras maneras de ayudar: en la Plataforma Intercultural en Valencia empaquetan durante todo el año juguetes ya usados. "Damos juguetes a casi 1.000 niños", señala María Puig, secretaria de la Plataforma Intercultural.

Todavía está a tiempo. Rescate a un peluche de un tienda y dele un hogar. Regálese a usted mismo el hacer feliz a un niño estas navidades.