Conocer o no conocer a Jesulín de Ubrique es, ahora mismo, una cuestión puramente generacional. Aunque todavía 'pulula' ante focos y cámaras de vez en cuando, hubo un tiempo en que su rostro, su nombre y su vida eran de interés público a gran nivel, copando portadas de revistas y programas de entretenimiento de televisión. Nacido el 9 de enero de 1974 como Jesús Janeiro Bazán, es más conocido por su nombre artístico, el de torero, el que le dio el mismo pueblo en el que nació, Ubrique (Cádiz).

Su primera vez con el traje de luces tuvo lugar en 1987 (aunque empezó con siete años a torear) y dos años más tarde ya recogía el Zapato de Oro, un premio que se entrega desde hace más de medio siglo en la Feria de Novilleros de Arnedo (La Rioja). El torero Ortega Cano fue su padrino en su confirmación de alternativa en Las Ventas en 1992 —para los menos duchos en lenguaje taurino, la alternativa es el acto en el que un padrino 'doctora' a un novillero; es una especie de 'graduación'— y dos años después superó al Cordobés en número de corridas lidiadas en un año: alcanzando las 153. En medio, en el año 1993, ante las críticas de que su toreo "tenía truco", Jesulín se bajó los pantalones frente a Mercedes Milá para mostrar todas sus marcas de guerra.

1994 fue uno de sus grandes años y fue a lo largo de este cuando se le ocurrió celebrar una corrida de todos sólo para mujeres: "Va por ellas, porque [las mujeres] son lo más bonito que ha inventado Dios", dijo ante los medios. Cerca de 9.000 mujeres abarrotaron la plaza de toros de Aranjuez (Madrid), pero muchas otras se quedaron fuera. Cerca de 40.000 mujeres de todo el mundo (sí, de fuera de España también) intentaron comprar entradas para una corrida que se celebraba en una plaza de toros con aforo, por aquel entonces, para algo menos de 9.000 personas.

La Asociación de Amas de Casa pidió indignada la cancelación del evento, ante lo que consideraban una "tomadura de pelo": miles de mujeres se pusieron a la cola frente a las taquillas de la plaza, para que éstas nunca se abrieran. "Nos dijeron que abriría a las 9:00; son las 12:00 y no sabemos nada", protestaba a 'El País' una joven que había viajado desde Valencia. Jesulín de Ubrique, además de torero, era toda una revelación. Y en aquella corrida, que finalmente tuvo lugar, recibió la que tradicionalmente había sido la mejor de las ofrendas de las 'grupies': una buena oleada de ropa interior de todo tipo.

Él mismo ha reconocido recientemente que aunque le sorprendía recibir tanta braga y tanto sujetador —"Habrá sitios para que te tiren ropa interior mejor que en el ruedo de una plaza, ¿no?"— no era esto lo más raro que le habían lanzado al ruedo, ya que llegaron a lanzar "un melón", "una sandía" y hasta "pelotas de hielo a la cabeza". La corrida de toros para mujeres le salió cara a Jesulín de Ubrique: movido "por el ambiente festivo de la corrida", el diestro animó a su apoderado, Manuel Morilla, a que saltara al ruedo a darle unos pases al sexto toro. La Consejería andaluza consideró este acto una mofa a la fiesta —Morilla no es torero, sino empresario taurino— y el Tribunal Superior de Justicia de Andalucía, que Jesulín había actuado de manera irresponsable.

"Era una corrida de toros y no un festejo cómico, por lo que las exigencias reglamentarias encaminadas a preservar la integridad del espectáculo y, en lo posible, la de los intervinientes tenía todo su vigor", dijo el tribunal, que tildó de "grave e innecesario" el peligro que llegó a correr Morilla en el ruedo, fruto de la "irresponsabilidad" del torero, según recogió entonces 'El País'. La Justicia confirmó una sanción de 20 millones de pesetas para ambos.

En dos palabras: im-prezionante

Jesulín de Ubrique

De ahí a 1996, fue la era dorada de Ubrique: en 1995 batió otro récord, un hito que nadie ha vuelto a repetir, al cumplir 161 corridas en un año y 279 orejas cortadas; al año siguiente, repitió como líder, aunque con 121 festejos. Su carrera en la tauromaquia, su acento gaditano y su humor lo ayudaron a saltar de los ruedos a la pequeña pantalla, e incluso su manera de hablar se incorporó al dialecto del español medio, con expresiones muy suyas que pasaron a formar parte de la cultura popular. Es el caso, por ejemplo, de su "En dos palabras: im-prezionante", que ha pasado a la historia del lenguaje coloquial, al menos hasta la generación 'millennial'.

Aunque su carrera taurina siguió (no mucho, pero algo), su época dorada ya había acabado. Jesulín de Ubrique se retiró del ruedo con solo 25 años, aunque reapareció en 2010 para celebrar el 20.º aniversario de su alternativa, pero esta fue su retirada oficial y definitiva del mundo de los toros. Tres años después, su Ubrique natal inauguró el museo taurino que lleva su nombre, ubicado en la plaza de toros de la localidad gaditana, con una muestra de trajes de luces, fotografías y otros 'recuerdos' del torero. Y ese mismo año, fue declarado hijo predilecto del pueblo, no sólo por su trayectoria profesional, sino por haber llevado el nombre de su localidad natal por todo el mundo.

Jesulín de Ubrique y su carísima faceta como cantante

Jesulín de Ubrique aprovechó el tirón mediático como nadie y se convirtió, contra todo pronóstico, en una especie de 'sex symbol' de la época. "Mi vida ha sido siempre el toro", decía hace algo menos de un año en 'El Hormiguero'. "Lo que pasa es que cuando tienes éxito te llega una cosa... te ofrecen otra", explicaba. Un jovencísimo Jesulín de Ubrique, que ya había conseguido su éxito profesional, recibió una oferta para cantar y sí, aceptó. "Y después de 27 ó 28 años, oye, ahora he hecho un musical, con dos cojones", bromeaba, en referencia a la versión musical de su gran éxito, 'Toda', en el programa 'El Desafío' de Atresmedia.

Con solo 22 años, sacó su tema que se convirtió en todo un 'hit' de la época y aunque no muchos lo recuerden, hasta dio más de un concierto. "Yo tenía hecha una gira. Iba a cantar por ahí, fuera... En vez de hacer las Américas toreando las hice cantando", aseguraba, ante la sorpresa de Pablo Motos. "¿Tú te crees que voy a hacer un disco na' más y ya está?", se reía. Eso sí, reconoce que su incursión en el mundo de la música le perjudicó y acabó tirando "por lo sano". Eso sí, dejar la música no le salió nada barato: "Tuve que pagar... 50, 60 ó 70 millones de pesetas", explicaba. "Me rajé y cuando uno se raja tiene que aceptar las consecuencias".

La prensa rosa y Jesulín de Ubrique (y su familia)

Todo lo que rodeaba a Jesulín de Ubrique lo convirtieron en una figura clave para la prensa rosa, claro objetivo de, valga la redundancia, los objetivos de 'paparazzis' y cámaras de televisión. Con 23 años, Jesulín de Ubrique se casó con la que fue madre de su primera hija, un personaje que es, ha hecho y sigue haciendo historia en la televisión: Belén Esteban.

Andrea Janeiro, también conocida como Andreíta, nunca ha estado en primer plano, pero al igual que su padre, gracias a ella muchos españoles utilizan una expresión muy propia, en este caso, de su mediática madre. Fue de las primeras veces que la hija de Belén Esteban y Jesulín de Ubrique 'salía' en los medios: la prensa pilló a la madre pidiéndole que se comiera el pollo, dando lugar a la mítica expresión: "Andreíta, coño, cómete el pollo". Y aunque la vida de Belén Esteban ha transcurrido entre plató y plató, siempre ha sido muy firme con dejar a un lado la vida personal de su hija, por la que haría cualquier cosa, como dejó patente con otra de sus grandes frases: "Yo por mi hija MA-TO".

La relación entre Belén Esteban y Jesulín de Ubrique no fue excesivamente larga, sino más bien breve: menos de un año después de que naciera Andreíta, ya se habían separado. Su corta pero intensa (negativamente hablando) relación ha venido copando titulares a lo largo de los años, convirtiendo una breve historia en toda una novela contada de plató en plató. Poco después, Jesulín conoció María José Campanario y contrajeron matrimonio en 2002 para, un año después, tener a su primera hija, Julia Janeiro, que hace un par de años se convertía en mayor de edad.

En 2007 nació su segundo hijo, Jesús Alejandro y en 2022, cuando Jesulín contaba ya con 48 años y María José Campanario, 42, nació su cuarto hijo, Hugo, el tercero con su actual mujer. Este último, que llega cuando el menor (ahora mediano) tenía ya 15 años, fue totalmente "inesperado", como ellos mismos revelaron, aunque muy bienvenido. "A mi hermano yo le he dicho que dónde se va a meter ahora", bromeaba uno de los hermanos del torero, el también diestro Víctor Janeiro, antes de que naciera su último sobrino. "Pero vamos, ya trae la experiencia... aunque ya se le habrá olvidado".