El vuelo en el que una persona falleció este martes y una treintena resultaron heridas sigue arrojando muchas preguntas que todavía no tienen respuesta. El piloto del aparato contaba con experiencia y había hecho ese trayecto en repetidas ocasiones, lo que eleva los interrogantes.

Lo cierto es que existe un tipo de turbulencia que puede producirse sin que los radares lo adviertan y sin que en el horizonte asome ni una sola nube, conocida como turbulencia de aire claro. Estos elementos externos sirven para avisar al piloto de que se avecina un choque de temperaturas y cambios de viento que afectan a la sustentación del avión.

El meteorólogo de laSexta Francisco Cacho explica que esto se produce cuando hay un cambio entre capas frías y bajas, lo que produce una cizalladura que deja un tipo de turbulencia que es "muy poco habitual".

Esta turbulencia le hizo caer dos kilómetros de altura en solo cuatro minutos. Aunque no está confirmado que sea turbulencia en aire claro -algo que está investigando-, resulta curioso que, de otro modo, los pilotos se metieran en ella. Normalmente, los pilotos saben los lugares donde hay más riesgo de encontrarse estas turbulencias invisibles y las evitan.

El cambio climático volverá más frecuentes las turbulencias. Las corrientes en chorro, que son las que usan nuestros aviones para viajar podrían tener cada vez más sobresaltos.