En España ya existe una legislación que limita las denominadas 'macrogranjas': el número máximo de cabezas de ganado permitidas son 5.500, aunque las comunidades autónomas tienen la capacidad de ampliarlas hasta las 7.200. Solo el 2,4% de las explotaciones porcinas llegan a esta cantidad.

Se denomina popularmente 'macrogranjas' a las instalaciones de ganadería intensiva que acogen a miles de cabezas de ganado. Sin embargo, es un concepto que no existe por sí mismo en España, ya que los tamaños de estas explotaciones ganaderas están regulados, no descontrolados, según indica el secretario general de la Federación Empresarial de Carnes e Industrias Cárnicas (FECIC), Josep Collado.

¿Qué diferencia hay entre la ganadería extensiva e intensiva?

En la extensiva, los animales se alimentan de pastos al aire libre, mientras que en la intensiva se alimentan de piensos y viven en naves industriales.

Se trata de animales que no salen al campo a pastar, en el que pasan rápido a los mataderos. Pero, ¿repercuten en la calidad de la carne? Según afirma Inmaculada Lozano, portavoz de 'STOP Ganadería Intensiva', "si tienes un animal sedentario, que no sale y alimentado por piensos que le ayuden a engordar rápidamente, la calidad de la carne no puede ser la misma".

Y es que es precisamente la contaminación uno de los principales efectos negativos de las macrogranjas. Principalmente la contaminación del suelo y las aguas, además de los malos olores.