Los perros destinados al pastoreo, como los de la jauría que han atacado mortalmente auna joven en Roales del Pan (Zamora), no se rigen por la Ley de Bienestar Animal. Prevalece la Europea y la Autonómica, y en este caso la de Castilla y León, que obliga a tener a los animales dedicados al trabajo vigilados tanto fuera y dentro de la explotación ganadera.

"Existe una obligación de que tienen que estar en las condiciones adecuadas de sanidad y vigilados para evitar cualquier tipo de ataque", explica a laSexta Juan Tenorio, abogado.

Pero es cierto que, por naturaleza, ni los mastines ni los perros pastores atacan a las personas: su labor es exclusivamente la de proteger las fincas y el ganado. Así lo corrobora José Martínez, que es adiestrador canino: "Es muy difícil que, si no se ve amenazado, ninguna de las dos razas tiendan a atacar".

De ahí la incógnita de cuál fue el detonante para que los perros atacaran. Una posibilidad es que los cachorros también estuvieran sueltos y que la hembra, su madre, se sintiera amenazada. En ese caso, explica el adiestrador, "por instinto la perrita tiende a desconfiar y a defender a su camada frente a cualquier intruso".

Como los perros de pastoreo siempre trabajan en grupo, si uno comienza a correr y ataca por instinto, todos le siguen en manada para defenderse del enemigo que ese momento consideran. Y es que los perros son animales, "los podemos adiestrar, educar, intentar controlar, pero cuando hay un instinto, el instinto es más fuerte que todo eso", recuerda Eva Ridruejo, trabajadora de una clínica veterinaria.

Si no tienen vigilancia y no se les detiene antes del ataque, la mordida de estas razas de perros es tan potente que cuando muerden arrancan. Tienen los dientes grandes y mucha fuerza, además, "una vez que empiezan no sueltan, y es difícil frenarlos porque tienen mucha potencia", cuenta la veterinaria.

Por eso, dicen los expertos, es importante extremar el cuidado de los perros de pastoreo y más si hay cachorros de por medio.