La defensa de Dani Alves ha procurado que durante el juicio quede constancia del delicado estado en el que se encontraba el futbolista la noche en la que se produjo la agresión sexual a una joven en la discoteca Sutton de Barcelona.

El alcohol es sumamente importante en este caso, ya que la defensa busca utilizarlo como atenuante para intentar hacer ver que Alves no estaba en sus plenas facultades cuando violó a la mujer, algo que el propio futbolista ha apuntalado en su declaración, cuando ha asegurado que esa noche bebió vino, ron, ginebra y whisky.

Hay dos puntos que la defensa está usando a su favor, con los testimonios del primo de Alves, que estaba con él aquella noche, así como un tiquet de consumiciones para probar la presunta ingesta elevada de alcohol.

No obstante, en contra de Alves juega el hecho de que no se le realizó una prueba de alcoholemia, así como el hecho de que las dos psicólogas que le visitaron hayan asegurado ante el tribunal que Alves distinguía perfectamente entre el bien y el mal.

Las penas solicitadas por ambas partes no han variado, con la Fiscalía pidiendo nueve años de cárcel, la acusación particular, 12 años, y la defensa de Dani Alves la absolución del futbolista o, como alternativa, un año de prisión y el pago de una indemnización de 50.000 euros.