Las personas binarias se sienten incomprendidas e invisibilizadas por la sociedad, algo que les provoca ansiedad en ciertas situaciones. "Las personas no binarias somos personas que no nos identificamos plenamente ni como nombres ni plenamente como mujeres. Así de simple", explica a las cámaras de laSexta Blue Rodríguez, activista LGTBIQ+. Esta realidad les sigue generando barreras a diario. "Muches de nosotres nos resignamos a entender que la gente no nos ve como lo que somos; que la gente me va a ver y va a pensar que soy un hombre. Muchas veces sabes que vas a tener que hacer un esfuerzo superior para que la gente entienda lo que eres".
Darko Demizavilla, Presidencia de la Asociación No Binaries España, asegura que hay mucha invisibilización de colectivo. Este es el motivo fundamental que llevó a crear la Asociación No Binaries España. "Para crear espacios comunes donde las personas no binarias pudieran acudir y pedir leyes que nos incluyeran". Una de ellas es la "ley trans", pues si no es una ley que incluye a todes, todos y todas, no es una ley que respete los principios democráticos ni los DD.HH, explica Demizavilla.
Noah es una persona trans no binaria. "Salí del armario y tenía que ser lo más masculina posible y hasta que dije: "yo no he salido del armario para ser otra persona que no soy". Ahí rompí con todo y salí del armario como una persona trans no binaria", cuenta. Eso ocurrió a los 19 años. Sintió disforia de género, es decir, no se identificaba con el género femenino, el que le asignaron al nacer. Pero, aunque se hormonó y se operó para reasignar su género, tampoco se identificaba con el masculino. Y fue un momento difícil. "Empecé a tomar hormonas y la gente me miraba distinto: a la que te empieza a salir barba y vas con el pecho… la gente te mira más y sí se hace incómodo", confiesa. Tan solo piden empatía y respeto.
Rodríguez tampoco lo ha tenido fácil: "He tenido momentos en que se me ha clasificado como un 'hombre' y se me ha obligado a actuar como un hombre en algunas circunstancias y eso me ha causado ansiedad y ganas de llorar". Y para evitar eso, nos cuentan, la receta es simple: educación y una mayor concienciación social para alcanzar, cuanto antes, la plena inclusión.