No es ningún secreto que uno de los lugares favoritos de los británicos a la hora de escoger donde irse de vacaciones es España. Según los datos ofrecidos por el Instituto Nacional de Estadística, Reino Unido es el principal país emisor de turistas a España: fueron un total de 1.803.609 turistas los que visitaron España en junio de este año.
En esta misma línea van los datos de una reciente encuesta realizada por la Asociación Británica de Agencias de Viajes que concluía que el 29,3% de los encuestados elegía España como primer destino para este año, seguido de Estados Unidos (18,1%), que abrió sus fronteras con Reino Unido en noviembre de 2021, Francia (17,8%), Italia (16,4%) y Grecia (10,1%). Que España sea el destino favorito de estos turistas se debe según la ABTA a que "ofrece sol, mar y arena en abundancia. Ha sido durante mucho tiempo el destino de vacaciones favorito de Reino Unido".
Pero sin duda, uno de los puntos de la geografía española que más llama la atención a los británicos son las Islas Baleares; según el INE, el número de turistas no residentes que visitaron Baleares en abril se incrementó en un 351,49% en comparación con el año pasado. De entre todos los destinos que los turistas eligen para viajar a España, el favorito de los británicos son estas islas.
De las Islas Baleares, Magaluf, en Mallorca, es una de las ciudades que se encuentra todos los veranos bajo el punto de mira debido a las reyertas que suelen provocar estos turistas. Y es que las noches en Magaluf se convierten en un auténtico desmadre, fiestas sin control, ‘balconing’ desde las terrazas de los hoteles... Incluso la prensa británica ha llegado a calificar Magaluf como "zona de guerra".
Es por eso que muchos británicos buscan otras posibilidades para disfrutar de todo lo que Mallorca puede ofrecer, pero alejados del tumulto, el ruido y el movimiento de localidades como Magaluf. Una de esas opciones es Santanyí, el municipio mallorquín elegido por el periodista británico Mark C. O’Flaherty para realizar una visita tranquila a España y que recomienda en un reciente artículo publicado en 'The Telegraph’.
Santanyí es una localidad pequeñita con poco más de 12.000 habitantes, según los datos del INE publicados a finales de 2020. Se encuentra ubicada en el sur de la isla y muy próxima a la costa. Se encuentra a 55,4 kilómetros de Palma y a 32 kilómetros de Manacor. En sus cercanías se encuentran las localidades de Las Salinas, Campos y Felanitx. Este pequeño pueblo tiene varios núcleos urbanos; Cala d'Or, Alquería Blanca, Calonge, Cala Figuera, Porto Petro, Llombards, Cala Santanyí, Cala Llombards, Son Moger y Cap d'Es Moro.
La ciudad de piedra data su origen en el siglo XIII y vivía de la agricultura y la pesca. A día de hoy, sus habitantes suelen reunirse en la Plaza Mayor que se encuentra en el centro de la localidad, donde de forma asidua se celebran las fiestas y el mercado semanal. La mayoría de tiendas, bares y restaurantes se encuentran repartidos por el centro.
¿Por qué este pueblo?
Entre las razones por las que el periodista de ‘The Telegraph’ recomienda la visita a este pequeño municipio mallorquínse encuentra una clave: la ciudad es “realmente pequeña”, tanto que esta localidad “con tanto encanto” se puede recorrer de una punta a otra en tan solo 10 minutos, como bien explica el periodista. El pueblo es “tan tranquilo como bonito”, incluso llega a ser “casi demasiado perfecto” para O’Flaherty, quien opina que cada callejuela “parece un minucioso plató de cine”.
Está también en este pueblo la que considera una de las playas más bonitas de todo Baleares, Cala Llombards, una cala rocosa “con escalones tallados a los lados que conducen a plataformas de piedra perfectas para lanzarse a las luminiscentes aguas azules”. “Si se pudiera diseñar la playa de arena perfecta no podría hacerse mejor que esto”, asegura.
De la playa, donde uno va a olvidarse del tiempo, el periodista da un salto hasta el centro del pueblo, donde“en todo momento sabes qué hora es” gracias a las campanas de la Església de Sant Andreu, que suenan “cada hora y cada media hora y resuenan por todas las calles”. La iglesia, del siglo XVIII, alberga uno de los órganos más ornamentados de Europa; lo hace desde 1835, cuando el órgano se trasladó desde su localidad original, el monasterio de Santo Domingo en Palma de Mallorca, hasta Santanyí. Si bien la iglesia se utiliza de manera habitual para celebrar conciertos de artistas invitados, “incluso si no hay nada programado” se merece, en palabras de O’Flaherty, una buena visita: “Es un objeto fantástico sacado de una película de Disney”.
A veces desierta, Santanyí da un cambio dos días a la semana, cuando “gran cantidad de turistas alemanes y británicos” llegan al pueblo para disfrutar del mercado, que se celebra cada miércoles y cada sábado. Así pues, de la tranquilidad del resto de la semana, uno puede encontrarse con todas las mesas de las terrazas y cafeterías de la Plaza Mayor ocupadas y las calles abarrotadas.
Ahora bien, el resto de la semana si lo que quiere uno es irse de compras tiene Palma de Mallorca muy cerca. Es otra de las razones por las que O’Flaherty recomienda fervientemente visitar esta pequeña localidad mediterránea, “cercana” a la capital “pero no mucho”; lo suficiente como para ir a pasar un día de compras o ir a comer, pero sobre todo para que Santanyí sea un destino más factible, al estar a unos 40 kilómetros del aeropuerto de Palma.