Los ocho mineros asturianos desplazados a Totalán son el último eslabón de una larga cadena de profesionales bajo presión durante los últimos días. Su trabajo se fiscaliza a diario, prácticamente al minuto. De sus manos depende el rescate de Julen después de más de una semana en el interior del pozo por el que se precipitó.

En el caso de los mineros, la presión es aún mayor. Son los encargados de abrir el último túnel que dará acceso a la zona donde se encuentra Julen. Ellos tendrán que comunicar ambos pozos verticales mediante una galería horizontal que dé acceso a la perforación original por la que cayó el pequeño.

Por el momento, su labor es intachable. Sirven de ejemplo e inspiración al resto de trabajadores en la zona por su concentración, discreción, camaradería y sentido de equipo. Sergio Tuñón es ingeniero de Minas y líder del equipo de mineros desplazado a Totalán pero tiene claro que cada decisión ha de ser consensuada con su equipo siempre bajo un mismo lema: 'En la mina no se queda nadie'.

Más de 300 efectivos trabajan en tres turnos de un centenar de personas enfrentándose a una obra angustiosa y que se retransmite al minuto. Cada adversidad se convierte en noticia y añade más presión al equipo de rescate en Totalán. Esa presión, de la que todos son conscientes, es precisamente lo que quieren evitar los mineros encargados del último tramo en el rescate de Julen.

Los psicólogos juegan un papel fundamental sobre el terreno. Cada complicación puede afectar al estado anímico del operativo de rescate y generar dudas en el mismo, por lo que nadie duda de efectividad que pueden tener la concentración y aislamiento que demuestra el equipo de mineros.

No se darán más plazos para "no añadir más presión" al operativo

"Cada vez estamos más cerca de Julen", son las declaraciones del coordinador del pequeño que cayó dentro de un pozo en Totalán. El delegado de Gobierno pide que no se meta más presión a los equipos de rescate.