El aceite de oliva virgen extra no tiene competidor alguno en cuanto a propiedades nutricionales se refiere. Sin embargo, y según afirman los nutricionistas del Instituto Médico Europeo de la Obesidad, el aceite de oliva virgen se encuentra más o menos a la par que el aceite de girasol alto oleico.

"Ambos aportan grasas saludables y un alto contenido en vitamina E, que son componente cardio protectores", asegura Rubén Bravo, nutricionista de este centro. Y además, lo recomiendan para casi todo, excepto para freír. "Lo que ocurre es que al elevarlo de temperatura se generan tóxicos y lo vamos a notar porque, de repente, se empieza a crear mucho humo blanco", añade.

Desde este Instituto también consideran que, por ejemplo, la mantequilla, por su textura y sabor, puede encajar en algunos platos. Eso sí, "siempre teniendo en cuenta que, en cuanto a propiedades nutricionales, la distancia entre la mantequilla y los aceites es larga", aseguran.

Por ejemplo, para un restaurante francés la mantequilla es una alternativa a la hora de aportar esencia, sabor y color, tal como la usan en el restaurante Robuchon: a veces incluso la mezclan con el propio aceite de oliva virgen extra: "Para la terminación de platos queda muy bien", afirma Jorge González, chef ejecutivo de este establecimiento.

En el mercado, hay también otros tipos de aceites muy sanos, y proteicos, pero su precio no es mucho menor que el del aceite de oliva, y si somos incondicionales de este oro líquido siempre tenemos la opción de usar la freidora de aire, para racionarlo o, por ejemplo, de echarlo con cuchara o espray, en vez de directamente de la botella.