Por ahora se desconocen las causas de la muerte, pero los primeros testimonios recogidos por las autoridades tras entrevistar a los padres del niño apuntan a que murió aplastado cuando los refugiados ascendían al barco de Frontex que los rescató.

Al parecer, en el bote hubo momentos de pánico pues en un primer momento los refugiados pensaron que se trataba de un barco de la guardia turca y se negaron a subir a la patrulla, perteneciente a los guardacostas búlgaros.

Desde el 15 de agosto se ha registrado un repunte de las llegadas diarias a las islas del mar Egeo desde la costa de Turquía, lo que ha llevado a que más de 15.000 refugiados se hacinen en campamentos con capacidad de alojamiento para apenas 5.300.