Tras cinco horas de clase, 24 niños de Olvera, Cádiz, tienen que recorrer un kilómetro y medio agarrados a una cuerda. Son unos 3.000 pasos los que tienen que dar para llegar ante el plato de comida en el comedor de otro colegio, porque en el suyo no hay, y la romería no es fácil: las aceras son estrechas, hay cuestas y los coches pasan cerca. En algún momento, incluso la acera se termina y hay cordones que se sueltan con el tráfico a centímetros.

Así, cuando finalmente llegan al comedor, son despojos. "Algunos se quedan dormidos en la cuerda porque el trayecto es largo y son muy pequeñitos. Son, sobre todo, niños de Educación Infantil y cuando llegan al comedor, no comen, sino que se quedan dormidos encima de la mesa", denuncia Sandra Cabeza, presidenta del AMPA del colegio Miguel de Cervantes.

Ante esta situación, las familias piden urgentemente un comedor. Por su parte, la Junta asegura que el Ayuntamiento no tiene hechas las obras, mientras que el Ayuntamiento dice que la Junta ni siquiera ha concedido el servicio. "Estamos a la espera de que nos sea concedido el comedor escolar que hemos solicitado en plazo", afirma Remedios Palma, alcaldesa de Olvera.

Desafortunadamente, la situación no cambiará hasta el próximo curso. Mientras, 24 niños seguirán andando bajo el sol gaditano o la lluvia y el viento con los deberes hechos, mientras hay adultos que no han hecho los suyos.