El suceso se descubrió después de que los compañeros de
trabajo de la víctima en una gasolinera sospecharan que le podía haber pasado
algo, ya que no acudió a su puesto, por lo que llamaron a los servicios de
emergencia.
A la casa, ubicada en el camino de Madrid a Burgos,
acudieron efectivos de Policía, bomberos y Summa, que al acceder a la vivienda
encontraron a la mujer muerta, aparentemente aplastada por unos palés, con
varios traumatismos y mordeduras de perro.
La autopsia ha determinado que el fallecimiento se debió a
las mordeduras de su can, un perro de presa canario, según ha desvelado la
autopsia. El animal está en cuarentena mientras los investigadores tratan de
dilucidar cómo ocurrieron los hechos.