Lindsay Colosimo se sometió en 2012 a una operación quirúrgica para eliminar exceso de piel y grasa de su abdomen y tras no quedar satisfecha con los resultados, años después, decidió volver a pasar por el quirófano.

Guiada por las recomendaciones de sus amigas, esta mujer estadounidense viajó hasta Colombia para ser operada allí.

Cuando habló con el médico, él le dijo a Lindsay que no había ningún problema en que se sometiera a la vez una abdominoplastia, una liposucción y un aumento de senos y así lo hizo.

La operación duró cinco horas y ya en el postoperatorio la mujer comenzó a sospechar que algo no iba bien: "Todo parecía normal, pero encontré una mancha negra en mi pezón".

Al hablar con los médicos del hospital, ellos le quitaron importancia y le aseguraron que se trataban de restos de sangre seca. "Esto funciona como en una serpiente, cuando mude la piel, todo volverá a estar bien", le dijeron.

"Tenía heridas abiertas en mis senos y mi piel comenzó a romperse"

Sin embargo, la situación de Lindsay empeoró después de que sus heridas se infectaran. "Tenía heridas abiertas en mis senos y mi piel comenzó a romperse. Fue aterrador verlo, tenía fiebre y seguía mostrando síntomas de infección", ha afirmado en declaraciones recogidas por Daily Mail.

Finalmente, la mujer terminó con necrosis en los pechos, perdió los pezones y tras diferentes intervenciones y meses de recuperación todavía le quedan secuelas. Además, en total, lleva gastados más de 36.000 euros.

Lindsay Colosimo ha denunciado la negligencia médica que, según ella, casi le cuesta la vida. Califica al médico que la operó como "cirujano de las barbaries" y le llega a calificar, incluso, de "carnicero".

Para evitar que haya más casos como el suyo, la mujer ha hecho público lo que le ocurrió. Además, pide ayuda para costear el tratamiento que sigue necesitando