A sus 76 ha decidido demostrar que José de Olivar, un noble menorquín con una importante fortuna, es su padre. Una afirmación que ha intentado demostrar aportando numerosas pruebas.

Esta mujer, que vive en Marbella, defiende que su padre es José de Olivar, que murió en 2018 sin descendencia con un patrimonio incalculable. "Hay que sumarle la cantidad de terreno rústico que tiene en Menorca, objetos de arte, palacios, vivienda, metálico... pueden ser entre 30 y 40 millones de euros", explica Fernando Osuna, director del Bufete Osuna Abogados.

Sin embargo, este noble nunca reconoció a su hija ni la incluyó en su testamento. Ahora, ella reclama su parte correspondiente de la herencia: el 25% de la fortuna de su supuesto padre. "Serían unos siete y 12 millones de euros", aclara el abogado.

Además del parecido, aportan pruebas como resguardos del dinero que cada dos ó tres meses mandaba a la madre para su manutención; su boletín de notas, en el que en 1953 aparece con el apellido paterno, "de Olivar"; y una veintena de caras del aristócrata a su madre. "Son cartas de amor donde se reconoce que esta persona es su hija", asegura Fernando Osuna.

Lo cierto es que José de Olivar le dejó todo a sus dos sobrinos, que no están dispuestos a sucumbir a las peticiones de esta mujer. "Hemos estado negociando, pero nada", confiesa el abogado.

El problema ahora es que este noble fue incinerado, por lo que la única manera de conseguir la prueba de ADN pasa por exhumar, este 17 de febrero, a don Carlos de Olivar y doña Pilar Despujol, los supuestos abuelos.

"Ahí ya no hay vuelta de hoja, o sale el 99% o no sale", explica Fernando Osuna. Tanto él como esta mujer confían plenamente en que saldrá que es su hija, pudiendo así optar por tener una parte de su herencia, siete millones como mínimo.